Muertos por la picadura de un mosquito común con el virus del Nilo, ¿por qué nos pican?

  • Los mosquitos son transmisores de más de una decena de enfermedades infecciosas

  • El olor es la clave que explica por qué pican más a unos que a otros

El 20 de agosto es el Día Mundial de los Mosquitos. Ese mismo día ocurrió el primer deceso por el virus West Nile (virus del Nilo Occidental) vinculado al reciente e importante brote registrado este verano en Andalucía. El fallecido fue un vecino de 77 años de Puebla del Río. Un día después se anunciaba un segundo fallecimiento, el de una mujer de 85 años.

El virus del Nilo Occidental es transmitido por mosquitos, habitualmente del género Culex. En España los vectores más frecuentes del virus del Nilo Occidental son las especies Culex pipiens y Culex perexiguus. La especie Culex pipiensen muchas zonas y es una especie cosmopolita y muy habitual en España.

Grandes transmisores de enfermedades

Las enfermedades que las diferentes especies de mosquitos pueden transmitir a los humanos son múltiples y diversas e incluyen entre otras a la fiebre del Nilo Occidental, el Zika, el Dengue, la Fiebre amarilla, el Chikungunya, la encefalitis de San Luis, la filariasis, la encefalitis de La Crosse, la enfermedad de Pogosta, la fiebre de Oropouche, la enfermedad del virus Tahyna, la fiebre del valle del Rift, la infección por virus del bosque Semliki, la encefalitis japonesa, la fiebre del Río Ross, fiebre del Bosque Barmah o la malaria.

De hecho, la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres nombró el 20 de Agosto cómo Día Mundial de los Mosquitos para señalar la importancia de los descubrimientos del médico escocés Ronald Ross, que el 20 de agosto de 1897 demostró que el mosquito Anopheles podía portar y transmitir el parásito de la malaria. Ross observó que el parásito de la malaria quedaba acumulado en las glándulas salivares del mosquito y que la vía de infección era a través de la picadura del insecto que además inyectaba un anticoagulante antes de proceder a alimentarse.

Las hembras necesitan la sangre

Desde que hace casi un siglo el dióxido de carbono (CO2) fue identificado como un atrayente de mosquitos, este gas ha sido utilizado para atrapar a los mosquitos hembra que buscan la sangre necesaria para adquirir nutrientes para la generación de huevos, la ovogénesis.

Los mosquitos, machos y hembras, pueden vivir sin picar a otros animales, pero las hembras necesitan la sangre para completar el ciclo reproductivo. Sin embargo, no hay evidencia disponible que sugiera que el CO2 medie en la atracción diferencial, es decir, los niveles de emisión de dióxido de carbono no explican la observación común de que los mosquitos prefieren sistemáticamente a una persona que a otra.

Por qué pican más a unos que a otros

Está bien establecido que la atracción del mosquito hacia las personas está mediada por diferentes señales físicas y químicas, particularmente calor, humedad, señales visuales y, lo que es más importante, olores (emanaciones de la piel).

Los mosquitos tienen pequeños pelos exquisitamente sensibles (conocidos como sensilias) en sus antenas y partes de la boca. Estos pelos tienen receptores de olor que ayudan a los mosquitos a distinguir y seleccionar huéspedes. Sin embargo, los aromas que atraen a los mosquitos y por qué eligen picar a algunas personas en lugar de a otras, aún no se comprenden bien.

Varios estudios apuntan que el indol, el nonanol, el ácido láctico y el octenol son algunas de las sustancias químicas que atraen a los mosquitos. El octenol está presente en el sudor y en el aliento humanos. Esta sustancia también es producida por algunos hongos y por ello es conocida en ocasiones como 'alcohol de setas'. Algunas trampas para mosquitos combinan una mezcla de dióxido de carbono y octenol que origina una irresistible atracción para los insectos.

La 'nariz' de los mosquitos

Un equipo de investigadores dirigido por el Dr. Matthew DeGennaro de la Universidad Internacional de Florida ha identificado un receptor de olor único, conocido como receptor ionotrópico 8a (IR8a), que es utilizado por el mosquito Aedes aegypti para detectar el ácido láctico. Aedes aegypti transmite el Dengue, el Zika, el Chikungunya, el virus Mayaro y la fiebre amarilla. Cuando los científicos mutaron el receptor IR8a, que se encuentra en las antenas, los investigadores descubrieron que los mosquitos eran incapaces de detectar el ácido láctico y otros olores ácidos emitidos por los humanos.

Así funcionan los repelentes

Dado que los mosquitos parecen guiarse por los olores, el modo de acción de algunos repelentes está dirigido a desorientar a los molestos chupasangres. Los repelentes de insectos que contienen DEET (N, N-dietil-meta-toluamida) son altamente efectivos.

El DEET parece actuar tanto a corta distancia como quimiorrepelente de contacto actuando sobre los receptores gustativos de los insectos como a larga distancia actuando sobre el sistema olfativo alterando los receptores de los mosquitos para que no consigan localizar a las personas. Otros repelentes habituales y efectivos son los que contienen Icaridina, IR3535 o Citriodiol.

Los investigadores han descubierto que los compuestos que se encuentran naturalmente en la piel, ya sea como resultado de las secreciones o de la actividad de las bacterias beneficiosas que contiene nuestra piel, pueden hacer que los humanos sean "invisibles" para los sentidos de los mosquitos. Uno de estos compuestos es la 1-metilpiperazina que puede convertirse en una sustancia estratégica para desarrollar repelentes más efectivos. De momento no hay disponible una vacuna para humanos contra el virus del Nilo Occidental. No obstante, aunque la consigamos pronto, recordad que, en relación a las enfermedades transmitidas por los mosquitos, como dice el refranero y la OMS, más vale prevenir que curar.