El uso del streaming se duplica en España durante el estado de alarma: la era del contacto digital está aquí

  • El streaming se ha convertido en una forma de seguir en contacto con los nuestros durante el confinamiento: ¿Qué es y cómo funciona el streaming?

El confinamiento y el aislamiento como medidas para hacer frente al coronavirus han creado una barrera física entre nosotros, pero, en plena era digital, no hemos tardado en encontrar maneras de esquivar virtualmente esa distancia a través de la tecnología. Prueba de ello es que el uso del streaming se ha duplicado en España a raíz del estado de alarma, situándonos a la cabeza mundial en este aspecto, según cifras de JustWatch. ¿Qué es el streaming y cómo funciona?

¿Qué es el streaming y cómo funciona?

El streaming no es otra cosa que una retransmisión en directo o emisión en continuo. También se denomina transmisión por secuencias, lectura en continuo, difusión en continuo o descarga continua, y consiste en la distribución digital de contenido multimedia a través de una red de ordenadores. Así, el usuario utiliza el producto a la vez que se descarga. Por eso hablamos de retransmisión: porque existe una corriente continua que fluye sin interrupción, normalmente destinada a la difusión de audio o vídeo.

El streaming funciona mediante un sistema de almacenamiento de datos (búfer) que va acumulando el flujo de descarga en la estación del usuario para mostrarle de forma inmediata el material descargado. Es, por tanto, un sistema diferente a la descarga de archivos, que implica esperar a que éste se descargue por completo para poder utilizarlo.

La retransmisión por internet suele hacerse en diferido, o partiendo de contenido previamente grabado (por ejemplo, plataformas de cine). La retransmisión también se puede realizar en directo, que sería la difusión de contenido en tiempo real a través de Internet (un concierto, una señal de televisión en directo...)

Ejemplos de streaming son plataformas como Spotify, Netflix, HBO, Filmin... pero también las retransmisiones en directo que se llevan a cabo a través de redes sociales como Instagram o Facebook. Además, muchas aplicaciones de videollamadas (Skype, Google Duo...) permiten también compartir en streaming este tipo de llamadas.

La posibilidad de acceder a contenido en streaming o generarlo es posible desde smartphones, tabletas, ordenadores, televisores... Teniendo en cuenta que pasamos largas horas de nuestra vida haciendo uso de estos dispositivos y que cada vez nos movemos en el terreno de la inmediatez, es normal que el streaming se haya convertido en un ingrediente clave de este nuevo paradigma, que se ha hecho llamar “always on”, en referencia a nuestra permanente conectividad.

El aislamiento por coronavirus no podía ser una excepción a esta regla: el hecho de no poder reunirnos físicamente ha llevado a miles de usuarios de todo el mundo a utilizar la tecnología del streaming para dar charlas en directo, ofrecer conciertos, impartir clases, realizar encuentros digitales... Todo ello a través de distintas plataformas, y con la posibilidad de que los usuarios interactúen en directo.

Tanto es así que esta circunstancia particular podría llevarnos a un nuevo tipo de consumo de este tipo de contenidos en el futuro, impulsando también otras formas de crear y distribuir. Lo mismo podría aplicarse a las videollamadas: aplicaciones de mensajería como Facebook, Instagram o WhatsApp han aumentado en más del 50 % su uso en España en comparación con sus valores normales. Las videollamadas en Messenger y WhatsApp en esas mismas áreas se han duplicado en las dos últimas semanas.

También han aumentado las descargas de este tipo de apps y, por tanto, aparecen nuevos potenciales consumidores a largo plazo de este tipo de tecnología. Ello permitiría usar el streaming de manera más amplia para comunicar contenido, al generalizarse su uso entre nuevas capas de población. Con todo, habrá que esperar a que todo acabe para conocer el efecto real de esta crisis que, de momento, se ha convertido en oportunidad para muchas empresas tecnológicas.