La observación de las nubes ha sido algo que ha interesado desde la antigüedad. Esta semana, hemos podido ver imágenes preciosas como estas, pero estas formaciones nubosas fueron observadas por primera vez en un laboratorio.
Este fenómeno peculiar, que principalmente tiene lugar en las Islas Canarias, también ocurre en otros puntos del mundo, como la isla de Guadalupe, en las costas de Chile, Groenladia, o incluso cuando se dan circunstancias concretas como tormentas tropicales.
Debe su nombre a Theodore von Kármán, físico húngaro-estadounidense, que fue el primero en descubrir el fenómeno, allá por 1911. Este hallazgo aportó datos fundamentales a la investigación que realizó acerca de la caracterización de flujos de aire supersónicos e hipersónicos.
Por aquel entonces no existían los satélites y no podían contemplarse estas imágenes en el espacio. Ahora, su observación ha generado importantes avances en el estudio de la aerodinámica, la meteorología y comportamiento de los fluidos.
¿Cuáles son los factores que permiten su formación?
La estabilidad meteorológica y el viento del nordeste son los ingredientes básicos para que se forme este fenómeno. Si el aire está estable y pesa, hace que el viento del nordeste, conocido como vientos alisios, no puedan superar la altitud de las montañas de las islas. Esto provoca su desviación por el lado este y oeste, generando un remolino ciclónicos y anticiclónicos que se dirige hacia el sur dejando imágenes increíbles de espirales. No siempre ocurre en proporciones kilométricas.
Se espera que a mediado de este mes, la situación meteorológica tiende a estabilizarse aún más por lo que estos fenómenos nubosos no serán la ultima vez que serán captado por los satélites.