¿Hablamos menos por culpa de Whatsapp?

Enrique Pérez 25/02/2017 09:21

Cada vez más niños y adolescentes disponen de un teléfono inteligente. Entre los chavales de 10 a 15 años, la penetración de estos dispositivos supera el cincuenta por ciento y roza el 94 por ciento en el caso de los adolescentes a partir de los 15 años. Por eso cada vez hay más profesionales que abordan esta hiperconectividad desde el aspecto de las disfunciones comunicativas.

Paloma Huertas, psicóloga y psicoterapeuta familiar, alerta sobre la posibilidad de que los jóvenes y adolescentes busquen “sustituir un tipo de comunicación por otra, menos estresante y con niveles de control mayor por parte de sujeto”. Cree que esta tendencia se da “a determinadas edades, sobre todo en la adolescencia” y avisa del “estrés añadido” que supone cuando las capacidades de socialización todavía "no están maduras y la identidad se encuentra en vías de construcción”.

De hecho, es fácil encontrar contradicciones entre estos grupos que aseguran preferir socializar de forma tradicional antes que a través de Internet. Es el caso de Rodrigo, un joven madrileño de 20 años que afirma sentirse más cómodo cuando conoce a gente en la calle o hablando con ellos que cuando las amistades surgen en un entorno digital. Su experiencia personal, como él mismo relata, choca con esa realidad porque a pesar de haber conocida a su primera pareja en reuniones con amigos su relación solo se consolidó a través de las redes sociales.

Las fronteras relacionales en estos grupos altamente tecnologizados no son fáciles de dibujar. Se mueven con soltura en ambos entornos comunicacionales pero muestran límites muy volátiles cuando interactúan en grupo. Lucía, madrileña de 14 años y perteneciente a eso que ya se ha etiquetado como 'generación Z' alterna sus preferencias entre los que ella denomina como "amigos de verdad" y aquellos que la siguen en las redes sociales en las que mantiene un alto grado de actividad.

Para Huertas que dirige Psicohuma, un centro malagueño de atención psicológico especializado en jóvenes y adolescentes que aborda diferentes problemas como los relacionales, el uso de las redes “no necesariamente tiene que dificultar las capacidades de socialización”. Pero hace una llamada de atención a padres y educadores sobre la posibilidad de que en los casos de “que esa capacidad de socialización se ve perjudicada por distintos problemas a nivel personal, familiar, experiencias negativas”, los ‘nativos digitales’ busquen “refugio” en la comunicación virtual.

Y eso es lo que hace que, según su criterio, que “el uso de una u otra depende de otras cuestiones como la comodidad, las prioridades de cada uno y otros aspectos pragmáticos”.

Para esta especialista “el uso excesivo de la comunicación digital, tanto para nativos como inmigrante, es la respuesta a un sufrimiento, la solución a un problema de otro tipo”. Con todo, Huertas destaca que a pesar de este apabullante entorno digital “seguimos viviendo en comunidad y el contacto social no es desplazado desde el nacimiento por la tecnología”.