Coixet cree que se han de destinar ayudas solo en las dos primeras películas porque hoy hay cosas "más importantes"

EUROPA PRESS 30/06/2015 13:41

La cineasta Isabel Coixet vuelve a la gran pantalla con Aprendiendo a conducir, una película producida y rodada en Estados Unidos que narra la historia de una mujer de 50 años con un matrimonio roto y con el desafío de perdonar, aceptar las cosas y comenzar de nuevo su vida.

Según ha indicado Coixet este martes, durante una entrevista con Europa Press, "las ayudas y las subvenciones siempre tienen que estar en la primera y en la segunda película". Después, cree que "en este momento y en este país hay cosas más importantes".

Su cinta ha sido posible gracias a la "ilusión" de dos jóvenes americanos de 28 y 30 años, quienes han decidido invertir en este proyecto cinematográfico los beneficios que han obtenido en el mundo de las finanzas, algo que le gustaría que ocurriese en su país natal.

"Echo de menos que en España haya gente que en lugar de comprarse un yate invierta en una película, y que el dinero que ha ganado con los activos financieros lo invierta en algo que le hace ilusión y que quiere que el mundo vea", ha señalado.

La película está protagonizada por Patricia Clarkson, quien se mete en la piel de Wendy, una escritora de Manhattan que decide sacarse el carné de conducir mientras su matrimonio se disuelve. Para ello toma clases con Darwan (Ben Kingsley), un refugiado político hindú de la casta sij que se gana la vida como taxista e instructor en una autoescuela.

En esta primera película para estos productores "no hay amor" y tampoco hay "aventura". "¿Qué pasa realmente en ese coche entre los dos protagonistas", se pregunta la cineasta, quien recibió hace ocho años el relato original en el que está basada la historia de manos de la actriz protagonista y no dudó en sacarlo adelante.

El principal reto al que se enfrenta esta película es precisamente el pilar de esta historia. "El problema es que la protagonista de la película es una mujer de 50 años y las mujeres de esa edad o tienen Alzheimer (como Julian Moore en 'Still Alice') o están locas. En cambio, si es una mujer normal a quien su marido deja, como pasa en todo el mundo y en todas las generaciones, parece que no interesa", lamenta la directora.

A su juicio, "el mundo no tiene género" y en él "caben todas las historias", por lo que opina que lo positivo sería disfrutar tanto con adaptaciones como 'Iron man' como con cintas como la que ahora presenta. Por un lado, señala que los superhéroes tienen la capadidad de traslardar al espectador "a un mundo fuera de la realidad que también refleja partes de la realidad pero de una manera fantasiosa". Esta cinta, por su parte, "ayuda a pensar y a relacionar cosas con tu vida".

Coixet ha confesado que esta película tiene cierto parecido con su propia biografía, puesto que cuando leyó el relato estaba pasando por una situación parecida: su pareja la había dejado y después de leerlo decidió aprender a conducir. En este sentido, ha admitido que esta historia le ayudó a "poner en perspectiva las cosas", ver que tras ese momento en el que se hunde el mundo, pasado un tiempo "no va a parecer una catátrofe" y uno vuelve a "tener fe en la humanidad, o en una parte de ella".

La directora de 'Mi vida sin mí' y 'La vida secreta de las palabras' está convencida de que el objetivo final de la cultura es que uno sea "menos cafre, más pacífico y que entienda un poco más --o un poco menos-- por qué las personas están en el mundo".

Por ello, opinta que "si ver cine en un móvil, en el ipad, en el ordenador o en un avión hace que una persona conozca una historia y se vea transportado" no hay ningún problema. Eso sí, admite que siente cierta nostalgia cuando acude a un cine con buenas condiciones de luz de proyección, o cuando puede ver un filme de John Cassavetes en un pase matinal en un cine de París.

"MENOS BANDERAS Y MÁS PRAGMATISMO"

Coixet colaboró en 2008 en la campaña electoral del PSOE con la creación de algún spot, algo que no volvería a repetir, tal y como ha señalado categóricamente.

La directora vive desde hace varios años en Estados Unidos y eso la mantiene alejada en cierto modo de la actualidad social y política del día a día, aunque no por ello evita responder acerca de la situación actual y de los deseos que tiene para su país natal.

Según ha indicado, sus ideales políticos se han ido "empequeñeciendo" y cada vez pide "menos cosas", tan solo "menos banderas y más pragmatismo, sentido común, transparencia, honestidad y que no metan la mano en la caja".

Para la cineasta, "las ideas, banderas e ideologías en este momento histórico no hacen falta en ningún sentido". "Hay que administrar un país de la manera más sencilla y pragmática posible, con una distribución de los recursos razonable", ha dicho.