Color luminoso y rigurosa geometría se conjugan en la obra del suizo Max Bill

AGENCIA EFE 12/05/2011 07:14

La fundadora de la galería, ya fallecida, fue amiga de Bill, al que admiraba y con quien compartía también su admiración por los mismos artistas - Josef Albers, Mondrian, Arp, Vantongerloo, entre otros-, cuyas obras presentó en varias exposiciones como las tituladas "Línea-movimiento" o "El Mundo no Objetivo".

Genio "renacentista" ya que fue arquitecto, escultor, pintor, tipógrafo, comisario de exposiciones y profesor de arte, Bill estudió en la Bauhaus de Dessau, donde tuvo como maestros a Paul Klee, Kandinsky, Josef Albers y Moholy-Nagy, experiencia que supuso su liberación como artista.

Atraído por la vida cultural parisina, entró en 1933 por invitación del artista alsaciano Jean Arp en el grupo Abstraction-Création, que incluía entre otros a artistas más veteranos como el holandés Piet Mondrian, el rumano Brancusi o el belga Vantongerloo.

Gracias a su nacionalidad suiza, pasó la Segunda Guerra Mundial en su patria, neutral en el conflicto, donde tuvo algunos contactos internacionales, entre ellos con un grupo de arquitectos y partisanos italianos que habían huido del fascismo de Mussolini.

Gracias a esos contactos y a la publicación en 1945 de un libro sobre la reconstrucción, fue invitado al Primer Congreso Nacional de Reconstrucción de Edificios celebrado en Milán el mismo año en que terminó la Guerra.

Tres años después, Bill exhibió en Stuttgart con otros artistas, como sus ex profesores de la Bauhaus Arp y Albers, y más tarde en Berlín con Albers, que había emigrado mientras tanto con su esposa Anni a Estados Unidos y enseñaba en el famoso Black Mountain College (Carolina del Norte), institución liberal asociada con creadores de vanguardia de las distintas artes como John Cage, Franz Kline, Robert Motherwell, Willem de Kooning o Merce Cunningham.

Por culpa de la guerra y de la emigración, Bill llevaba casi un cuarto de siglo sin ver a su viejo mentor, Albers, pero durante una estancia en Brasil, en 1953, viajó con su primera esposa a Lima a visitar a Albers, que estaba dando clases en el Instituto de Tecnología de la Capital, y los dos matrimonios irían luego juntos a Cuzco y a ver las ruinas de Machu Pichu.

Durante ese viaje, Bill convenció a su vez a Albers para que regresara a Alemania y diera clases en la Academia de Diseño de Ulm, de la que el suizo había sido arquitecto y primer director.

Bill fue un gran paladín de la obra Albers, así como de la de otro artista alemán emigrado a Alemania durante los años treinta - Friedrich Vordemberge-Gildewart- y organizó con ambos y el artista suizo Fritz Glarner en el Museo de Arte de Zúrich, exposición que, como señala la historiadora del arte Angela Thomas Schmid, sirvió para el "redescubrimiento" de la obra de Albers en la vieja Europa.

A su vez, Bill celebraría en 1963 una exposición en una galería neoyorquina a cuya inauguración acudieron, entre otros artistas, el matrimonio Albers y Marcel Duchamp.

Fiel a los artistas cuya obra admiraba, Max Bill promovió también la obra del holandés Piet Mondrian, que se había exiliado en Inglaterra y a quien dedicó una gran retrospectiva también en Zúrich.

La exposición que le dedica ahora Annely Juda incluye sesenta obras, entre pinturas, dibujos y esculturas de cinco décadas - desde los años treinta hasta los ochenta- que mostrarán a Bill como uno de los puntales del llamado "movimiento moderno".

La influencia del artista suizo no se limitó, sin embargo, a Europa o Estados Unidos, sino que tuvo un gran seguimiento también en Brasil, donde enseñó en 1953, y un enorme impacto en la corriente de abstracción geométrica latinoamericana.

Joaquín Rábago