El Ego, camino al éxito sin garantías de triunfo

INMA MALDONADO 16/09/2010 00:00

Algo tienen en común Diana Dorado, una colombiana asentada en España después de un largo tiempo viviendo en Barcelona; Lluís Corujo, un mallorquín enamorado de Amberes pero de momento asentado en su tierra; Esther Lebrato, una asturiana que trabaja como dependienta en Madrid, y la pareja artística que se esconde tras el nombre de María Ke Fisherman, formada por María Lemus y Víctor Alonso, dos chavales criados en Malasaña. Todos llevan meses con el 17 de septiembre marcado en su agenda: el viernes que se estrenan en Cibeles. 3Hasta este momento, a ninguno de estos jóvenes creadores por debajo de la treintena nadie les ha regalado nada. "La oportunidad del desfile es algo sorprendente, por una parte, pero también algo que he sudado. Me he esforzado mucho para poder llegar hasta aquí, lo he perseguido desde mucho tiempo", resume Diana, que se ha prometido "hacer de observadora" esta semana, para aprender mirando. Historia parecida es la de Esther Lebrato, recién salida de Esdemga, escuela de diseño de Galicia. A sus treinta años, le es "totalmente imposible vivir de la moda", por lo que compagina sus horas en el taller con un trabajo de dependienta. Optimista, se ha mudado a Madrid "porque es la ciudad que me parece más interesante, pero no la ciudad con más oportunidades". Aunque cree que "nuestra generación lo tiene todo más difícil", se ve capaz de encontrar fisuras en el panorama desalentador del momento, y apuesta "por adaptarse a otras cosas, interpretar la moda desde otro punto de vista, porque la gente sigue comprando ropa, pero más barata, quizá". María Ke Fisherman son los únicos que pueden decir orgullosos que han formado empresa. A través de la Red y de una pequeña empresa, venden a aquellas "mentes afines" a su universo "prendas de cortes sencillos pero con un fondo argumental que se desenvuelve entre infinitos detalles".

"Llegar al Ego es como llegar a la antesala de lo máximo, picar la puerta de la pasarela que más repercusión tiene", exclama Lluís, cuya opinión es el reflejo de la de todos. "Hay que tener en cuenta que no hay muchas pasarelas en España, al menos que sirvan de altavoz para jóvenes creadores y, de las que hay, Cibeles es el referente", explica Esther.

Desfilar en Cibeles, según describen María Ke Fisherman, "es probablemente despertar de ese estado de hiperactividad aletargada que provoca el anonimato, y enfrentarnos con el público más exigente". Para ellos, más incluso que para los diseñadores consagrados, Cibeles Madrid Fashion Week es una oportunidad, un reto personal y una docena de puntos positivos en su currículum vitae.2

Al contrario que a Diana, para Lluís que eligieran su candidatura para el Ego fue "algo accidental", casi un aprieto. "El conflicto está en que puedo presentar un desfile, pero no tengo herramientas para venderlo", explica. El viernes presentará una colección de imagen que no puede producir porque no dispone de empresa ni marca para sacarla adelante. "Lo mío no es una crisis, es una ruina, porque no voy a recuperar un céntimo de lo que invierto", reconoce. Aún así, pudo la ilusión, y se ha tomado Cibeles como una "experiencia enriquecedora" y "la excusa para poder presentar una colección artesanal, más cerca de la alta costura que de la producción en serie".1

Con un futuro más o menos sombrío, Lluís Corujo se ha prometido no olvidar nunca "que hay cosas en mi vida más importantes que la moda, aunque a veces descoloque mis prioridades". María Ke Fisherman quieren "seguir diferenciando el trabajo y la búsqueda artística de la farándula, que a veces parece el único medio para triunfar". Esther Lebrato siente que para ser un buen diseñador hay "que tener suerte, mucho talento y buena dosis de preparación", y trabajará para ir recopilando los ingredientes de esta receta mientras recorre su camino. Como comenta emocionada Diana Dorado, "ahora todo está por conocer, por venir".