Francisco Ayala recibe un homenaje en el que destacan su espíritu cervantino

AGENCIA EFE 29/06/2009 16:34

"La obra de Ayala rezuma la riqueza infinita de los clásicos", decía Rosa Navarro, catedrática de Literatura Española de la Universidad de Barcelona, al participar en el homenaje que la Asociación de Licenciados y Doctores de Español en Estados Unidos (Aldeeu) y el Instituto Franklin de estudios norteamericanos han querido rendirle al autor de "El jardín de las Delicias", coincidiendo con el congreso intercontinental de la primera.

El acto se celebró en el paraninfo de la Universidad, de grato recuerdo para Ayala porque en él recibió en 1992 el Premio Cervantes. Aunque estaba previsto que el escritor, de 103 años, se quedara a todo el homenaje, al final sólo asistió al comienzo del mismo, y no porque no hubiera llegado con tiempo a Alcalá de Henares.

El hecho de que, por fallo de los organizadores del congreso, lo tuvieran esperando más de una hora a que comenzaran las intervenciones, disgustaron visiblemente al escritor y lo llevaron a regresar a Madrid, acompañado por su mujer, la hispanista Carolyn Richmond.

Pero en su lugar se quedó el escritor Luis García Montero, a quien Ayala le había pedido que pronunciara en su nombre las palabras de agradecimiento, y quien en su intervención reflexionó sobre el carácter de la literatura de Ayala. También asistió Rafael Juárez, presidente de la Fundación Francisco Ayala.

Para Rosa Navarro, experta en el escritor granadino, la literatura de Ayala "puede servir de entretenimiento puro", pero también "inquietar" e invitar a pensar, como sucede con los clásicos.

Navarro coincidió con Sánchez Mesa, profesor de Literatura Comparada en la Universidad Carlos III de Madrid, en que "lo importante" es leer a Ayala, sus novelas, sus relatos, sus textos de crítica literaria, para comprender hasta qué punto está en ellos "la belleza de la creación literaria, su confesión cervantina, su dominio quevedesco".

Para Sánchez Mesa, Ayala es "un escritor total", autor de una de las obras "más ricas del siglo XX". Es también "un hombre comprometido con su tiempo", que ha sido, además de "excelente narrador", teórico del cine, crítico literario, traductor, profesor universitario y "extraordinario editor".

Tras la fructífera etapa que Ayala pasó como exiliado en Buenos Aires (desde 1939 a 1950), donde fundó la revista "Realidad", una de las más importantes de su época, el escritor se trasladó a Puerto Rico, "asfixiado por el ambiente del nacionalismo peronista en Argentina", recordaba hoy Sánchez Mesa.

Puerto Rico fue también otra época de "fascinante interés" para Ayala, según ha afirmado en más de una ocasión el propio escritor, que luego continuaría su exilio en Estados Unidos. En la isla fundó la revista "La Torre" que, junto con "Realidad", son "fundamentales para reconstruir la historia intelectual del siglo XX".

Al agradecer el homenaje, García Montero destacó la "conciencia ética" que late en la obra de Ayala, cuya vida ha girado en torno a decisiones cruciales, como se desprende de la lectura de sus memorias, "Recuerdos y olvidos".

Entre esas decisiones figura la de volver a España cuando estalló la Guerra Civil en 1936. Ayala estaba dando conferencias en Chile y, aun a sabiendas de que "la guerra estaba perdida de antemano", regresó a su país para ponerse al lado de la República.

La Guerra pasó "una factura muy alta a Ayala", porque mataron a su padre y a uno de sus hermanos.

García Montero subrayó que Ayala abrió "un camino importante a la literatura", al utilizar la realidad como una forma de ficción y tomar conciencia de que "la vida tiene también el tejido de la ficción".