Así lo ha afirmado el escritor en declaraciones a Europa Press, en las que Gómez-Jurado señala que esa Sevilla --la del XVI-- "acaba convirtiéndose en un personajes más, casi el antagonista mayor al que Sancho de Écija, el protagonista de este libro --el cuarto del madrileño--, va a tener que enfrentarse y derrotar". Además, continúa, "mi impulso de llevar al lector a pasar las páginas muy deprisa, a que la lectura sea casi convulsiva, y al mismo tiempo sumergirlo por completo en esa Sevilla épica, grandiosa, hipócrita, y viva, ha sido lo más difícil", aunque "tienen que ser ellos quienes juzguen", precisa.
De este modo, la Sevilla de XVI es el escenario de esta novela cuyos pilares son el amor, la pasión y la venganza, y en la que narra las aventuras en torno a un niño --Sancho de Écija-- salvado misteriosamente de la muerte, que crecerá para erigirse en las última esperanza de los desfavorecidos.
Ya para contar esta aventura, la novela contiene diversos géneros. De este modo, explica Gómez-Jurado, "vamos recorriendo cuatro años de la vida de Sancho, que al principio es un niño huérfano y moribundo que luego se convierte en un pícaro, más tarde en ladrón y finalmente en un héroe". Por tanto, "es una historia de aventuras, de picaresca, de romance y, sobre todo, una historia de aventuras", pero también, agrega, "de la superación personal de Clara, una esclava del siglo XVI que con todas las cartas en contra está dispuesta a luchar por su propia dignidad hasta el final"
Preguntado por que supone para él escribir para cuatro millones de lectores, Gómez-Jurado afirma ser una persona "incapaz" de reflexionar en términos macroeconómicos, al tiempo que indica que 'La leyenda del ladrón' es "una reivindicación de la Humanidad, de los números pequeños". "He escrito cuatro novelas en las que cuento historias que creo deberían ser escritas, y las he hecho para cuatro personas; luego que esas cuatro personas sean muchas, ya no es cosa mía", agrega.
"NO HEMOS EVOLUCIONADO NADA DE NADA"
Asimismo, 'La leyenda del ladrón' es la imagen de un mundo convulso en el que el gran despilfarro de recursos desde las instituciones, la desconexión entre gobernantes y pueblo, y el progresivo deterioro del tejido social por las circunstancias económicas trazan una línea directa con el día de hoy. Al respecto, el autor ha manifestado que "no hemos evolucionado nada de nada", y "no es casualidad que los malos sean un banquero y un duque".
Además, prosigue, "mientras vas escribiendo, y sobre todo con un proceso tan largo, eres extremadamente permeable a la realidad en la que vives, y eso se complementa más con el hecho de que la Sevilla del siglo XVI es muy parecida a nuestro propio tiempo, una ciudad con un Estado en quiebra, que cada vez le debe más dinero a los bancos, donde hay una fractura completa entre los poderosos y el pueblo llano". Así, el lector que está acostumbrado a ver los informativos se dará cuenta de que hay muy poca distancia entre aquella época y ésta", concluye.