Kristen Stewart y Dakota Fanning: sexo, drogas y 'rock & roll'

INFORMATIVOS TELECINCO/AGENCIAS 11/09/2010 12:40

La directora de videoclips Floria Sigismondi debuta en el largometraje con un biopic en el que Stewart es Joan Jett y Fanning encarna a Cherie Currie, dos adolescentes de Los Angeles que en 1975 deciden lanzar su propio grupo de rock. Pioneras en un mundo monopolizado por los hombres, Joan y Cherie conocerán el éxito más rotundo y la caída más estrepitosa como The Runaways.

La cara y la cruz que siempre acompaña a las estrellas del rock aderezada con todos los excesos -tanto politoxicómanos como sexuales- propios de la profesión y de la juventud. Un éxito temprano que en la vida real no es ni mucho menos ajeno para las protagonistas.

Juventud, divino tesoro

Las de Stewart y Fanning no son lo que podríamos decir carreras paralelas.

La rubia lleva años acaparando los focos de Hollywood como niña prodigio que compartía planos con las estrellas más rutilantes del celuloide. Con Sean Penn coincidió en Yo soy Sam (2001), con Denzel Washington compartió planos en El fuego de la venganza (2004), con Tom Cruise en La Guerra de los Mundos (2005) y con Robert De Niro en El Escondite (2005). Trabajos que le valieron el reconocimiento general como talento emergente. Una promesa que no se convierte en otro juguete roto y que poco a poco va haciéndose realidad.

Muy distinto es el caso de Stewart, a la que tras papeles menores en algunas producciones de nombre (Hacia rutas salvajes, La habitación del pánico) el éxito le golpeó violentamente con la mano adolescente de la saga Crepúsculo.

Empeñada en demostrar que hay vida fuera de los taquilleros vampíros enamorados -a los que todavía tendrá que prestar su cuello para otro par de mordiscos- Stewart intenta acumular producciones independientes que, con más o menos fortuna, den lustre a su currículum. Adventureland, Welcome to the Rileys, la futura En el camino y esta The Runaways son de momento sus apuestas.

Morbo, sin taquillazo

Cierto es que la singladura comercial de la cinta no ha sido ni mucho menos la esperada en Estados Unidos: la popularidad de sus dos protagonistas y el morbo intencionadamente despertado por sus encuentros sexuales hacían frotarse las manos a los productores, quizá antes de tiempo. Pero no es menos cierto que papeles como estos serán los que harán crecer a Fanning y a Stewart como actrices... si es que pueden hacerlo.

Mientras tanto, ambas ya se preparan para volver al poco exigente, pero siempre muy lucrativo, mundo de los licántropos ciclados y vampiros relucientes que dan lecciones de castidad. Que terminen cuanto antes.