La Casa Lis de Salamanca invita a conocer de cerca la amistad de Manuel de Falla e Ignacio Zuloaga

EUROPA PRESS 02/03/2016 16:44

La muestra, que estará en Salamanca hasta el 5 de junio, realiza un recorrido cronológico (1913-1939) por el trabajo conjunto de estos dos creadores, a través de la documentación epistolar, fotográfica, periodística, obra plástica de Zuloaga y musical de Falla.

Además de obras de Ignacio Zuloaga como 'Lolita', 'Las tres primas', 'Desnudo del clavel', 'Retrato de Ortega y Gasset', 'Vista de Toledo' o 'Retrato de Manuel de Falla', entre otras, junto a creaciones de los artistas Pablo Picasso, Manuel Ángeles Ortiz, Hermenegildo Lanz y Eugenio Lucas Velázquez.

Comisariada por José Vallejo, esta exposición ha sido organizada por el Museo Art Nouveau y Art Déco junto al Museo Ignacio Zuloaga-Castillo de Pedraza y el Archivo Manuel de Falla, con la colaboración de Acción Cultural Española (AC/E) y la Junta de Castilla y León.

Para su exhibición, el Museo Ignacio Zuloaga-Castillo de Pedraza y el Archivo Manuel de Falla, el Museo Centro de Arte Reina Sofía, el Museo Nacional del Teatro de Almagro, el Ayuntamiento de Granada, Patronato de la Alhambra, colecciones particulares y el Instituto Cervantes de París son algunas de las instituciones que han prestado obras.

En su presentación han estado la creadora y nieta del Museo Ignacio Zuloaga -Castillo de Pedraza, María Rosa Suárez Zuloaga, el director de programación de Acción Cultural Española, Jorge Sobredo, el comisario, José Vallejo, y el director del museo salmantino de la Casa Lis, Pedro Pérez Castro.

'HISTORIA DE UNA AMISTAD'

Las investigaciones indican que posiblemente Falla y Zuloaga se conocieron en París en 1910, pero no es hasta 1913 cuando existe una prueba documental de su relación, ha explicado el comisario.

Es en esta fecha cuando arranca el recorrido de la exposición, con la carta en la que el compositor solicita ayuda y consejos a su amigo pintor para la puesta en escena de 'La vida breve'.

Tras este primer contacto, ambos mantienen una relación epistolar a través de la cual, como explica el comisario de la exposición, José Vallejo, "se traslucen los éxitos, los fracasos, las inquietudes sociales y políticas, las ilusiones, los problemas familiares y, sobre todo, la forma de ver la cultura española y el arte de estos dos magníficos creadores".

Zuloaga y Falla se encuentran en París, Madrid y Granada, entre otras ciudades, a lo largo de dos décadas y su relación de amistad les anima a trabajar juntos en un proyecto en el que música y escena cuentan con la dirección de los dos, un propósito que tardará 15 años en formalizarse con la representación de 'El retablo de maese Pedro' en la Ópera Cómica de París en 1928.

El último encuentro entre los dos artistas tuvo lugar en 1932, cuando Falla se aloja en casa de Zuloaga en Zumaya con motivo de la inauguración del Museo de San Telmo y el pintor realiza el conocido retrato del pintor.

El recorrido finaliza con la carta de despedida que en 1939 Falla envía a Zuloaga antes de su viaje a Argentina, donde muere en 1946, un año después que su amigo, ha puntualizado José Vallejo.

RETABLO DE MAESE PEDRO

La colaboración de Zuloaga y Falla en 1928 en 'El retablo de maese Pedro' es el proyecto conjunto de "mayor envergadura", una obra musical para personajes y títeres que explora el mundo del teatro dentro del teatro, con libreto inspirado en un episodio de 'El Quijote'.

En 1923 se estrena en Sevilla en versión concierto y en París, en versión escénica. Tras su gran éxito, también se estrena en otras ciudades europeas como Ámsterdam (1926), donde cuenta con la dirección escénica de Luis Buñuel, para culminar en 1928 con la versión de Zuloaga, Falla y Maxime Dethomas.

Para la representación de una nueva versión en el Teatro Nacional de la Ópera Cómica de París en 1928, Falla encarga la realización de los decorados, figurines y marionetas para la puesta en escena a Zuloaga.

En la exposición, se muestran dibujos, bocetos a color de la escenografía y cuatro cabezudos y siete marionetas de cruceta alemana originales que Zuloaga realiza entonces en colaboración con Maxime Dethomas.

Estas piezas se exponen por primera vez de forma conjunta desde el estreno de la obra. Además, se exhibe correspondencia del pintor que refleja el viaje 'quijotesco' que realizó a lo largo de 1927 para inspirarse, así como el manuscrito de la obra.