Sergi Pàmies asegura que "el recuerdo te completa, pero la nostalgia es paralizante"

AGENCIA EFE 01/09/2010 13:56

Pàmies ha conversado con Efe sobre su último libro de relatos "La bicicleta estática", una selección de 19 cuentos que convierten en ficción algunos episodios de su vida, como su infancia en el exilio, y que incluye hasta un personal "ajuste de cuentas" con el clásico libro infantil "El Principito".

"No son unas memorias. El pacto con el lector es que todo sucede en el mundo de la ficción", advierte Sergi Pàmies, que aclara que su biografía está presente en todas sus obras, porque él no sabe separar "lo que vive de lo que imagina", aunque hasta ahora no había encontrado la manera de incorporar "explícita y argumentalmente" sus vivencias a la literatura.

De esa manera, Pàmies (Barcelona, 1960), hijo de la escritora Teresa Pàmies y del líder comunista en la clandestinidad Gregorio López Raimundo, evoca en algunos de sus cuentos su experiencia en el exilio, un drama en el que, sin embargo, asegura que se lo pasó "muy bien", o el triste momento en que tuvo que vaciar el piso de su padre fallecido.

El cuentista reivindica la importancia del recuerdo y la memoria, pero, como en su relato "Ataraxia", abomina del exceso de nostalgia, una emoción que, combinada con la esperanza, le parece especialmente demoledora.

Para Sergi Pàmies, la nostalgia es "una pornografía de la memoria", que utiliza los recuerdos para crear un relato de los hechos manipulado y acaba creando un efecto "paralizante y erosionador".

Advierte el escritor de que la nostalgia y la esperanza, encarnada en los discursos de la autoayuda, son dos emociones "muy peligrosas" que están confluyendo en exceso en la sociedad actual.

Además, según Pàmies, la nostalgia actual es "de muy baja calidad", una especie de "nostalgia-basura", básicamente televisiva, recreada por toda una generación que no tienen una guerra y una posguerra que evocar.

Frente a esos sentimientos que considera "falacias", el autor se escuda en la normalidad y admite sentirse bien en "ese territorio que existe entra la euforia y la depresión", tal vez porque, añade, "me asustan los radicalismos emocionales".

De hecho, Sergi Pàmies no oculta que sus cuentos están teñidos de su percepción negativa de las cosas, de esa "discrepancia absoluta hacia los contenidos que se ofrecen como gran solución", pero, puntualiza, "no son deliberadamente tristes, se pueden leer con una sonrisa".

A diferencia de sus relatos anteriores, como los recogidos en "Si comes un limón sin hacer muecas", en sus últimos cuentos Sergi Pàmies afirma que no ya no hay amargura: "me he resignado", dice.

"Es un libro duro, el otro era más desesperado", explica el autor, que reconoce que tal vez esta nueva entrega de cuentos destila una ironía más sutil, que se advierte menos porque "hay una densidad de otras cosas que la tapan".

El título que Pàmies ha escogido para su libro marca también esa "frontera imperceptible" respecto a su obra predecesora y encarna un símbolo, la bicicleta estática, que, según el autor, tiene "un punto tragicómico".

"Es un objeto absurdo, filosóficamente contradictorio, una mezcla de movimiento frustrado" que, en su opinión, representa toda una etapa vital, la de las personas que están entre los 40 y los 50 años.