Vuelve la intriga medieval con la saga Grimpow de Rafael Ábalos

AGENCIA EFE 05/06/2009 09:20

Coincidiendo con la Feria del Libro de Madrid, Rafael Ábalos saca a la luz la secuela de la anterior novela, en la que para arrebatar a Grimpow la piedra de la inmortalidad, el inquisidor de Francia pedirá ayuda a una bruja muy especial.

El autor de esta exitosa novela juvenil ha sido elegido por la Internacional Reading Association Children's Book Award de Estados Unidos como libro notable de 2008, lo que le convierte en el primer escritor español en recibir este galardón.

Ábalos estuvo ayer en el Pabellón Infantil y Juvenil de "Constelación Libro" de la Feria del Libro, donde mantuvo un encuentro con jóvenes que se mostraron interesados en conocer las intrigas de su nueva obra y que demostraron sus conocimientos sobre los temas analizados en sus libros por el autor.

"Grimpow. El camino invisible" se convirtió en un éxito indiscutible cuando se publicó hace tres años, al conseguir que diez países la contrataran antes de que hubiera salido al mercado, y ya ha sido traducida a más de 25 lenguas distintas.

En la nueva novela, para lectores de 9 a 14 años, Grimpow tiene la piedra de la inmortalidad, lo que le hace más poderoso que nunca, y el rey, temeroso de morir después de la maldición que le lanzó el Maestre del Temple, ansía tener la piedra para poder ser inmortal y le pide a Búlvar de Góztell que se la traiga.

Rafael Ábalos, nacido en Archidona (Málaga), comenzó a escribir pronto novelas de aventuras y publicó en el sello Debate "Bufo Soñador" y "El visitante del laberinto", aunque el mayor éxito de su carrera literaria lo cosechó con Grimpow.

El autor asegura que cuando escribió la primera novela de esta saga no pensó que escribiría una segunda parte de su historia, sin embargo sus numerosos encuentros con jóvenes seguidores de Grimpow le hicieron cambiar de opinión, al considerar la mayoría de ellos que la obra dejaba el final muy abierto.

Ábalos considera que el enigma al que han de enfrentarse los protagonistas de su segunda novela tiene la suficiente entidad como para entusiasmar al lector, y reafirma su convencimiento de que, sin el apasionado lector, un libro sólo es "un montón de papel manchado de tinta".