Andrés Barba explora la propia identidad y el humor como arma política en su última novela

EUROPA PRESS 17/11/2014 15:13

El escritor, nacido en Madrid el 1975, ha admitido que es la primera vez que escribe un libro relacionado directamente con su entorno, tanto con el panorama político como el emocional, comprendiendo la historia en la situación de crisis y desencanto democrático.

La situación de desencanto social --que ha descrito como una música que sonaba alrededor mientras cocinaba la historia-- ha servido al autor para mostrar cómo "las herramientas con las que se ha intentado organizar la vida --emocional y mental, pero también política-- están obsoletas".

Es también la primera vez que el autor profundiza en el tema de la risa y el humor, y lo hace tras la impresión que le produjo el título de la película de Ingmar Bergman de la que toma prestado el nombre --filme que ha asegurado no haber visto, ni tener intención, por estar "empachado" de ver películas del director--.

EL HUMOR COMO TERMÓMETRO

Partiendo de este título, el escritor ha creado el personaje del payaso que quiere llevar un maniquí al Congreso para ver qué pasa cuando un lugar legitimado se convierte en teatral, como un recordatorio de la naturaleza del lugar, "que es una farsa", ha explicado.

Barba ha afirmado que no existe una tradición del humor como arma política en el país, y ha concebido la novela como una investigación, un análisis que se pregunta qué pasaría si alguien quisiera, en España, crear una presencia en la vida política parecida al italiano Beppe Grillo, pero sin caer en el fracaso de tener que hablar: el eterno silencio del maniquí generaría "una sensación permanente de falsedad con la que tendrían que enfrentarse los políticos", ha explicado.

El cómico --que, más que un payaso, el escritor ha asemejado a un humorista como el 'Gran Wyoming'-- es un personaje muy humano, muy complejo y contradictorio, "que oscurece todo cuando aparece", ha relatado el editor Jorge Herralde.

Barba ha descrito la risa como un fenómeno autentificador, "el termómetro perfecto" que permite ver la trivialidad de las cosas, y ha llegado a la conclusión de que España es un país donde falta sentido del humor -- probablemente debido a la desconfianza que se tiene con la propia dignidad, el miedo a hacer el ridículo y una monarquía que convierte en delito penal hacer un chiste, ha apuntado--.

LA BÚSQUEDA DE LA IDENTIDAD

El protagonista del relato es un científico, Marcos, que trata de escribir su autobiografía en 300 palabras --para acompañar la publicación en una revista de su último descubrimiento--, y se ve incapaz de "realizar una narración coherente del caos que es la vida", personificando así la búsqueda de la propia identidad.

A su alrededor, los personaje de su mujer y su cuñado --el payaso-- comparten una búsqueda parecida a la suya, tras la muerte de su madre, tratando de reconstruir el vacío que queda al perder a alguien cercano, pues también se pierde un testigo de nuestra vida y, así, "muere también una parte de la propia identidad".