Antonio Martínez aborda con humor la fiebre del ladrillo en "Grúas asesinas"

AGENCIA EFE 01/05/2009 13:06

"En los últimos quince o veinte años hemos vivido un ambiente en España en el que todo el mundo ponía sus energías en su piso y en la construcción, que lo compraba por diez para venderlo por quince, no sólo entre financieros sino en la clase media", afirma Martínez al recordar cómo surgió la idea de su novela.

Sin embargo, "Grúas asesinas" (Seix Barral) no es, según su autor, "una reflexión sobre el particular ni mucho menos sobre algo que nadie podía prever, que es que todo se fuera al garete como se está yendo", en referencia a la actual crisis, que no ha sido fuente de inspiración para el autor, puesto que la idea del libro nació hace más de un año.

La segunda novela de Antonio Martínez (Barcelona, 1963) cuenta la historia de Lorenzo, un mafioso que consigue construir un imperio inmobiliario dejando cadáveres a sus espaldas, con un relato que se construye a través de las declaraciones y versiones cruzadas de más de una decena de personajes que hablan de su percepción de la vida y de la función que cumplen.

Una asesina a sueldo que confiesa abiertamente que mata por dinero o un periodista que entiende su profesión desde la corrupción son algunos de los personajes que desfilan por esta trama imaginaria en la que "cada cual puede reconocer una realidad que le resulte familiar", afirma el autor.

Por eso, el autor califica su libro como "un falso reportaje audiovisual", para el que ha tenido que "entrevistar a todos los protagonistas y eliminar aquello que no fuera necesario para entender la historia".

El título del libro hace referencia a un reportaje sobre la supuesta trama, que el autor incluye en las primeras páginas y que simboliza "la personificación de las grúas", en una historia que relaciona a estos vehículos con asesinatos.

"Hubo un momento en España en que los dueños de la tierra eran las grúas, este país parecía poblado por grúas y estaba en los mejores parajes del país", afirma el autor, quien quería "colocar una mafia chapuza" en este contexto.

Antonio Martínez, que además de escritor es periodista -ha trabajado en radio, prensa y televisión y durante once años fue director y guionista de "Las noticias del Guiñol"- escribe una vez más en clave de humor: "No sé hacer otra cosa", confiesa, "y sería un acto de impostura hacer otra cosa".

Tampoco faltan en el libro las referencias a la televisión y a los reality show, donde participan algunos de los protagonistas de "Grúas asesinas", como la hija del protagonista -"la nena"- o su novio -"el gorila"-.

El autor afirma que no tiene una "posición moral" con respecto a ese tipo de programas: "no me gustan, no los entiendo, me siento marciano cuando los veo, pero mi posición moral sobre la televisión es que me gusta mucho".

Los personajes están llevados a la irrealidad más extrema y "ninguno de ellos tiene sensación de bien, de mal ni de conciencia", afirma Martínez; pero también son el vehículo con el que el autor reacciona ante una percepción del delito urbanístico: "un delito sin víctimas y que beneficia a la comunidad".