Ariadna Gil cree que el cine debe estar por encima de los conflictos personales

AGENCIA EFE 03/02/2011 12:52

Con 42 años recién cumplidos, la actriz barcelonesa ha decidido volver al teatro "en el mejor momento" y "con lo mejor", es decir, cuando el cine acusa la crisis general con menos producciones "en cartera" y con un clásico como "Un tranvía llamado deseo", de Tennessee Williams, dirigida por Mario Gas y en el Teatro Español de Madrid, donde debuta mañana.

"¿Qué más se puede pedir?", se pregunta en una entrevista con Efe poco antes del estreno de esta "lírica, tierna, cruda, difícil y jodida" historia sobre relaciones personales y de poder, en palabras de Gas.

La actriz está "tan metida" en su papel de Stella, en la gira que ha hecho por España tras su estreno en Santander en noviembre y en los ensayos en el Español, que ve con "mucha perspectiva" y distancia la polémica en torno a la "ley Sinde" y el anuncio de dimisión del presidente de la Academia de Cine, Alex de la Iglesia, tras la ceremonia de los "Goya".

La ley Sinde, asegura, es "necesaria" porque "es de cajón" que hay que "acabar con algo que a todas luces es ilegal" y, por otra parte, el cine es, "como cualquier arte", un lugar de "libertad total, de individualismo absoluto.

"Esto no es un partido político en el que todos tengamos que pensar igual", avisa.

Hay conflictos, sí, pero son "individuales y es mentira que eso haya generado un caos. Está lleno de personalidades dispares y opuestas y esa es su riqueza. Pretender que sea una cosa armónica me parece ridículo", afirma.

Gil, que entregará en la próxima ceremonia de los "Goya" un premio, está "la mar de tranquila" y confiada en que todo saldrá ese día "bonito y bien".

El año 2009 iba a ser el de su regreso a las tablas, con "Purgatorio", con la que el actor neoyorquino Viggo Mortenssen volvía también a los escenarios, pero no pudo ajustar su agenda de trabajo y se retiró de la obra, que finalmente fue suspendida.

"He estado haciendo cine sobre todo y las cosas que he encontrado han sido difíciles de combinar porque son dinámicas distintas. El teatro requiere mucho tiempo pero por suerte se ha dado el mejor de los casos y me ha llegado en el mejor momento", subraya.

Cuando Mario Gas le pidió que se presentara a una audición para el papel, la actriz "ni se acordaba" de la trama así que aquella noche vio la versión cinematográfica que protagonizaron Marlon Brando y Vivien Leigh, en 1951.

Esa es toda la concesión que hace a la película de Elia Kazan porque, asegura, "no es ningún referente" ni está "en la memoria de mucha gente porque las nuevas generaciones no la han visto".

El de "Stella" no es el papel con el que Gil quería volver al teatro, que abandonó tras hacer "Salvats", en el Lliure de Barcelona, porque nunca ha tenido preferencias ni es "generadora" de personajes "a su medida", sólo sabe si le gusta o no y éste le parece "fantástico".

Su personaje, explica, lucha por sobrevivir, por encontrar su sitio, por reafirmarse pero tras la llegada de su hermana Blanche (Vicky Peña) "su equilibrio se desmorona" y hace lo que puede porque todo vaya bien y que su marido (Roberto Álamo) y ellas puedan convivir.

Se describe como "muy práctica", por eso maneja sus miedos e inseguridades para que no la bloqueen en el escenario. "Trabajar mucho, entregarte mucho, escuchar mucho, esa es la cosa", desvela.