'De corazón y alma' recoge las cartas de "admiración y muerte" entre las escritoras Carmen Laforet y Elena Fortún

EUROPA PRESS 09/02/2017 13:17

Esta relación se inicia cuando Laforet tenía siete años y Fortún más de cuarenta, cuando la escritora catalana "ya tenía el germen de la literatura", tal y como ha explicado Cristina Cerezales, hija de la autora. Durante muchas de las misivas que se fueron enviando, se descubre a una Laforet alejada de la que luego alcanzaría reconocimiento literario con 'Nada'.

"Mi madre se reía a carcajadas con frecuencia, era una persona muy alegre. Ella huía de la prensa, que siempre le estaba preguntando si prefería la familia o la escritura, además de que su aspiración era la de conservar su intimidad", ha explicado Cerezales, autora de un prólogo para el volumen y que reunió las cartas desaparecidas de su madre.

Por su parte, la figura de Fortún aparece como la de alguien también "enormemente positiva", pero que se está muriendo "en una agonía terrible de dolor y asfixia", apunta la catedrática Nuria Capdevila-Argüelles, que escribe otro de los prólogos del libro. No obstante, Fortún consigue en muchos pasajes de sus cartas transmitir un optimismo desbordante.

"Hoy está nublado, las nubes no vienen de arriba, brotan del bosque...al fin sale el sol y todo se hace de oro", recoge una de las misivas de la creadora de 'Celia'. "Ella llamaba a Carmen 'princesa escandinava', quiere que ella sea más feliz de lo que ella fue y, aunque no use la palabra 'conciliar', que disfrute de su maternidad", ha señalado Capdevila-Argüelles.

Laforet también se preocupa por Fortún y no desaprovecha la ocasión para recordarle en una de las cartas que envió tras ganar el Nadal que, si había llegado a donde estaba, fue gracias a los libros de 'Celia'. "Era una figura a la que muchas escritoras sentían que debía lealtad, amor y cuidado, por todo lo que había hecho por ellas", ha añadido.

EL FEMINISMO DE LA ÉPOCA

Ambas no eran conscientes de estar escribiendo un documento que saldría a la luz --"no son literatura, son conversaciones directas", según Cerezales--, pero suponen un documento para saber cómo vivía una mujer en esa época y también alguna filia literaria. "Yo, como Dostoievski, creo en el dolor como fuerza de creación", llega a escribir Laforet.

"Hay una serie de términos que ellas no habrían usado, como conciliación o feminismo, pero se observa que son conscientes de cómo pesa el hecho de ser mujer. Así presenciamos el acceso a la realidad de la vida de escritoras en un mundo esencialmente de hombres: si eras mujer, parece que solo valías para ser madre", ha lamentado la catedrática.

QUEMAR LAS CARTAS

La muerte también continúa presente en otros pasajes del libro, especialmente en los que Fortún habla del suicidio de su marido. Tras estar un mes sellada su casa por la policía, logra entrar y le cuenta a Carmen: "Hasta he tenido que fregar el último plato en que comió y la cuchara...".

Preguntada sobre si se planteó en algún momento no publicar las cartas de su madre, Cerezales no ha dudado. "Desde el primer momento tuve la certeza interior de que debían salir a luz. Cuando el autor no está y no ha destrozado sus cosas... hubo varias veces que mi madre me pidió quemar documentos y yo le decía que lo hiciera ella, pero al final nunca lo hacía. ¿Por qué?", ha concluido.