Fotos de Gervasio Sánchez sobre el impacto de las minas antipersonas se muestran en la ONU

AGENCIA EFE 03/04/2009 00:00

"Vidas minadas, diez años" es el título de esta exposición, abierta al público hasta el 29 de mayo, con la que Sánchez ha querido mostrar en sesenta imágenes el sufrimiento de quienes se han visto afectados por ese peligroso armamento.

"Es una exposición que resume la última fase de un trabajo fotográfico en el que llevo metido desde 1995 y con el que he hecho un seguimiento de víctimas de minas antipersona en varios países del mundo", dijo hoy a Efe Sánchez.

El fotoperiodista, cordobés de 49 años y licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona en 1984, inició este proyecto hace ahora catorce años con el apoyo de organizaciones no gubernamentales como Intermón Oxfam, Manos Unidas y Médicos sin Fronteras, tres de las más de 1.400 ONG que en 90 países trabajan para erradicar las minas.

Muchos de los retratados son niños y adultos que Gervasio Sánchez conoció entre 1996 y 1997, y cuyas vidas ha seguido y contando fotográficamente.

"Los niños ya son adultos, algunos se han casado, tienen hijos, han estudiado, algunos han llegado a la universidad", señaló el fotógrafo que por una de esas imágenes, recibió el pasado mes de enero el premio internacional de Periodismo Rey de España en la categoría de Fotografía.

"Enseño, por un lado, el drama de las minas y, por el otro, la lucha por la supervivencia de las víctimas, mostrándolo con dignidad. Se trata del drama de la vida pero también la belleza de ésta", indicó Sánchez.

El impacto que las minas antipersonales tiene sobre la vida de sus víctimas es más profundo y devastador que los efectos de cualquier otro arma, pues además de cercenar manos o piernas, su presencia en la tierra impide que muchos agricultores puedan cultivarla, lo que a su vez causa un descenso en los ingresos de las familias.

Las minas antipersona provocan cada año 15.000 nuevas víctimas entre países que como Colombia, Mozambique, El Salvador, Nicaragua, Camboya, Afganistán, Angola, Bosnia o Irak, figuran entre los 78 afectados por esta dramática situación.

"Colombia es el país en este momento con más accidentes anuales con minas del mundo", indicó Sánchez hablando de ese tipo de armamento que ha hecho que en el mundo haya unos 300.000 supervivientes que sufren algún tipo de mutilación.

"Las minas se cruzaron en sus vidas y las perjudicaron seriamente. Esas personas además tienen que vivir en países con guerras o posguerras realmente duras", agregó.

A través de sus imágenes, el fotoperiodista relata "historias, en las que los chicos y las chicas se han enfrentado con mucha fortaleza a la realidad de sus heridas y han llegado a convertirse en mujeres y hombres adultos con una vida normalizada".

La experiencia, asegura Sánchez, le "ha enseñado periodismo".

"El valor del periodismo es mostrar con fuerza y resolución historias duras de la vida cotidiana y que, a partir de esas historias, las personas que las ven se pueden hacer una idea de lo que es ser una víctima. Siento que hago periodismo puro", agregó.

Sin embargo, a Gervasio Sánchez le "molesta" que le llamen "periodista comprometido", y agrega que "de comprometido nada: Soy un periodista a secas, porque el periodismo es compromiso".

Critica también que haya pasado más de una década desde que los países firmaron el Tratado de Ottawa para poner fin a ese tipo de armamento y que entonces se dijera que "en diez años se acabaría el problema de las minas. Es llamativo que aún siga igual".

"Los gobiernos occidentales no han destinado las partidas que prometieron a acabar con ellas y a la recuperación de las víctimas", denunció.

Son ya 151 los países firmantes del Tratado de Ottawa (1997), pero sólo han dedicado un 10 por ciento de la cantidad necesaria calculada por las organizaciones especializadas para financiar los programas de atención y rehabilitación de las víctimas de las minas.

La muestra está organizada por la Representación Permanente de España ante Naciones Unidas y la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID), y cuenta con el apoyo de DKV seguros y del Instituto Cervantes.