Jesús Pardo cierra con "Borrón y cuenta vieja" su trilogía de memorias

AGENCIA EFE 22/04/2009 10:30

"Lo importante es seguir viviendo hasta la muerte y hacerlo con la cabeza lúcida", ha subrayado Jesús Pardo, quien ahora, a la edad de 82 años, se da en "Borrón y cuenta vieja" un "margen razonable" para vivir hasta los 93 años, límite en el que fija su hipotético fallecimiento.

El escritor santanderino ha elegido su ciudad natal para presentar el último tomo de sus memorias, que da continuidad a "Autorretrato con retoques" y a "Memorias de memoria" y en el que, además de adelantar su deceso, principalmente habla de las dos "hondas y grandes crisis" que ha vivido en los últimos años.

Pardo, en conferencia de prensa, ha explicado que la primera crisis fue una "depresión brutal" en la que se vio inmerso por un "desequilibrio químico" que le hizo vivir durante casi un año como un "títere".

"Fueron unos meses espantosos", recuerda Pardo, durante los cuales estuvo prácticamente sin hablar y pasó de ser un "manirroto" a "ni siquiera pedir un cruasán porque era muy caro".

"Y de pronto un día me puse bueno. Era pura química, no las fuerzas del averno", añade Jesús Pardo, quien también recuerda que en aquellos meses, él que tiene en su casa más de 25.000 libros, "no podía leer" por el "asco" que le producían los libros.

"Notaba rayos que me salían de la cara contra los libros. Era una fuerza de repulsión", explica Pardo.

La segunda crisis es la de la "sensación de angustia y vacío" que tuvo al "volver a la realidad".

Y fue entonces, según recuerda Pardo, cuando quien hasta entonces había "vivido como un pagano", volvía al catolicismo practicante. "Ahora soy de misa y comunión dominical", afirma.

Y, no sin ironía, precisa que se ha "reconvertido al catolicismo altoburgués de El Sardinero", zona de Santander en la que nació. Al respecto, opina que se trata de un catolicismo de clase alta que "necesita que no deje de haber pobres a los que darles limosna a las puertas de las iglesias".

Comentarios como éste han hecho que Pardo no sea siempre recibido en su Santander natal, algo que no parece preocuparle demasiado. "Me trae sin cuidado cómo me reciban aquí, porque soy yo el que viene a Santander para recibir".

"No me importa si es una ciudad bonita o fea, porque para mí Santander es una necesidad", precisa el autor de "Ahora es preciso morir", la primera novela que escribió, también como una necesidad porque "necesitaba quitarme de encima mi niñez para poder seguir escribiendo".

Pardo reconoce que él es su "tema favorito" y, aunque con "Borrón y cuenta vieja" cierre sus memorias, espera que si hasta ahora ha escrito unos 25 libros, aún le quede tiempo para escribir otros tantos.

El escritor cántabro no sólo hace referencia en su última obra a las crisis que ha padecido, también incluye una "galería de siluetas" de escritores a los que conoció en el Café Gijón y que han sido "injustamente olvidados".

Como ejemplo aludió a Julián Ayesta, autor de "Elena o el mar de verano", una "verdadera joya".

"Yo soy ahora bastante conocido, pero no por culpa mía. Podía haber caído también el olvido, que no tiene nada que ver con la justicia, es puro azar", explica Pardo, quien incluye además en esa "galería de siluetas" a otros autores muy reconocidos como Pepe Hierro o Camilo José Cela.

"Nadie sabe que Cela compuso un tango que yo bailé con él", recuerda Jesús Pardo al tiempo que rememora algunos de los versos de esa "desconocida" pieza musical del Nobel gallego.