Katherine Pancol vuelve con "tortugas" tras arrasar con sus "cocodrilos"

AGENCIA EFE 01/02/2011 12:42

"Hay una globalización de las emociones y de los sentimientos", asegura Pancol, quien es la primera sorprendida por la fama mundial alcanzada por los Cortès, una saga que ha vendido en su país más de un millón de ejemplares de cada título de la trilogía que se completa con "Les Ecureuils de Central Park sont tristes le lundi".

Y en España, según datos facilitados a Efe por la Esfera de los Libros, se han vendido 200.000 ejemplares (dieciséis ediciones) de los "cocodrilos" y ya van 50.000 (dos ediciones) de las "tortugas".

"Es como si esa familia que he inventado, que no existe, que está en mi cabeza, fuese la familia de todo el mundo. ¡Eso es formidable!", exclama Pancol, quien hoy inicia en Barcelona la promoción de la segunda entrega en español de la saga Cortès.

Cree que esa aceptación es "representativa de la naturaleza humana, las personas en el fondo -dice- tienen los mismos sueños, los mismos deseos y necesidades. Hay una demanda de espiritualidad".

"Las personas -continúa- necesitan ser respetadas y recuperar su dignidad. Están hartas. Hay algo así en esta historia".

Una historia coral que en esta segunda entrega introduce notas de novela negra, con un asesino en serie que merodea a Josephine Cortès, un patito feo transformado en cisne gracias a un fulgurante éxito editorial y que cambia el extrarradio por el París más chic.

Pero, pese a las apariencias, Pancol asegura que no hay nada de autobiográfico en su personaje fetiche: "La gente adora a Josephine. Quiere ser como ella, tierna, generosa y buena, pero querría comportarse como Hortense", su primogénita, luchadora y determinada.

"La gente se identifica con Josephine porque es una víctima que afronta la vida y gana. Es alguien que sufre, como sufrimos todos en este momento. Hay violencia en las familias, en la escuela, en el trabajo, en la ciudad, en los países, en el mundo. Hay que resistir, hay que resistir en este momento", dice.

Y aunque "la pisotean, Josephine resiste y tiene valores", señala Pancol, y eso, subraya, los valores es algo que hay que recuperar.

"En un mundo dominado por el dinero, el poder y la fuerza, hay una pequeña mujer que se llama Josephine que es como Harry Potter", mágica, especial, como un rayo de luz, asegura Pancol, quien mantiene una fluida correspondencia con sus lectores a través de su página web (http://www.katherine-pancol.com/).

De lo que le cuentan los internautas, de lo que habla con amigos o con desconocidos en la calle, de las conversaciones que caza al vuelo en el metro, de lo que lee en los periódicos, de lo que investiga y de lo que inventa, de todo ello se nutre Pancol para escribir las aventuras y desventuras de los Cortès.

Pero lo fundamental, argumenta, "viene de la infancia": "La base de la emoción, de los sentimientos viene de la infancia, la capacidad de imaginar una rivera, un árbol, una confitura de manzana, un plato con salsa, una música, un paseo por el bosque, el primer amor, el primer desengaño, todo eso viene de la infancia. Después la vida añade capas".

Por eso, "hay un poco de mi -dice- en todos los personajes. Este es mi decimotercer libro. Cuando uno comienza a escribir habla mucho de sí mismo, y a medida que uno inventa personajes aprende a ser un hombre, una mujer, un perro, una mosca.... Y se aprende, es una gran felicidad conseguirlo, es como un trabajo de interpretación".

Ella, cuentista precoz -"de pequeña era la reina de contar historias"-, adora escribir y le gustan "las palabras, la música de las palabras, el estilo y encontrar la palabra justa".

"Cuando escribo abro los brazos y tomo todo lo que la vida me aporta. No me prohíbo nada. Es agotador. Cuando escribo no tomo vacaciones. Entre libro y libro dejo pasar siempre un año porque me quedo exhausta", cuenta Pancol que abandonó hace tres años el frenesí del periodismo para vivir exclusivamente de la literatura.

Desde hace un año, desde que publicó en Francia "Les Ecoureils de Central Park sont tristes le lundi", no ha vuelto a escribir.

Ha vendido los derechos de los "cocodrilos" a un productor para hacer una película y ya tiene "en la cabeza" una idea para su nuevo libro, será el decimoquinto, pero prefiere mantener el misterio.

Su reflexión: "Hay que prestar atención a los detalles. Siembran nuestra vida de piedrecitas y nos guían".

Por Catalina Guerrero