Mariano Peña encantado con su nuevo papel de Bernadette en el musical, 'Priscila, reina del desierto'

CHANCE/SHEILA DOMINGO 05/10/2014 16:17

El actor andaluz deja atrás el bigote y la gomina para enfundarse en un par de tacones y maquillarse las pestañas, un nuevo reto profesional con el que también muestra sus dotes para el baile y el canto. Todo ello para el musical, 'Priscilla, reina del desierto', que contará las aventuras de tres amigos que recorren el desierto australiano a bordo de un desvencijado autobús -de nombre Priscilla- que irán representando su atrevido espectáculo drag queen, en un viaje en búsqueda del amor y de la amistad.

"TARDÉ EN DIGERIR EL CAMBIO CUANDO ME LO PROPUSIERON. ME APETECÍA CAMBIAR"

CHANCE (CH): ¿Qué tiene este personaje para que hayas aceptado el proyecto?

MARIANO PEÑA (MP): Mi personaje, Bernadette, es una señora que está en la calle, que nació con un cuerpo equivocado y se cortó la coleta. Viene del mundo del espectáculo, ha sufrido mucho y se ha dedicado a ofrecer su mejor sonrisa cuando salía del camerino. Está en una etapa de su vida en la que al final de un viaje con dos amigos, cuando piensa que ya la vida le va a dar muy poco, le da un sorpresa muy agradable. La moraleja es que nunca cierres puertas y que estés abierto a la vida, porque la vida te sorprende.

CH: Has pasado de ser un defensor de Franco a travestirte, ¿Cómo se digiere este cambio?

MP: Tardé en digerir el cambio cuando me lo propusieron (ríe). Estoy muy orgullo de que se asocie mi nombre con el de Mauricio Colmenero, pero es cierto que han sido nueve años y me apetecía muchísimo hacer otra cosa. Me apetecía cambiar, y si encima te ofrecen un personaje completamente opuesto, mejor. Pasar de hacer un homófobo a hacer un transexual, no es un bombón es una tarta al whisky. Si además tienes que bailar y cantar, es un reto interesante. El musical siempre es la asignatura pendiente de los actores, es divertido pero no es hacer lo que te de la gana, es mucho más. Tienes que prepararte físicamente.

CH: ¿Quién te resulta más difícil de interpretar?

MP: Me parece más difícil andar con tacones y encorsetado. No es más difícil que cualquier otro personaje al que me haya enfrentado. Siempre dije que quería dedicarme a esta profesión porque me permitía vivir situaciones y personajes que se parecen poco o nada a mí.

CH: ¿Te ha costado dejar el bigote y la gomina atrás?

MP: No, cuando subes al escenario siempre dejas atrás tus problemas y también muchas cosas. Desde pequeño yo ya tenía que cambiar mi acento andaluz y quitármelo. Es un chip que se activa en tu cabeza y rápidamente dejas detrás el bigote o lo que haga falta.

MP: ¿Tenías ganas de cambiar totalmente de registro?

CH: No es que quisiera, yo no voy a abandonar a Mauricio Colmenero, un personaje al que le debo tanto y tengo tanto que agradecerle. Es cierto que eran nueve años con él y que me apetecía hacer algo diferente.

"NO CANTABA MAL, PERO EDUCACIÓN VOCAL NO TENÍA, ME HE TENIDO QUE PONER LAS PILAS"

CH: ¿Cómo te has preparado cantar y bailar?

MP: Ha sido sobre todo ensayar, ensayar y ensayar. No cantaba mal, pero educación vocal no tenía, me he tenido que poner las pilas. No solamente era cantar y seguir la melodía, sino que tienes que cantar una voz que es totalmente distinta a dos personas que tienes al lado, y no irte de tono. Es complicado, pero con el tiempo y una caña todo se alcanza.

CH: ¿Se sufre mucho transformándose a mujer?

MP: Todo personaje tiene sus trabas, aquí la traba es que tengo que ponerme un zapato de tacón y bailar con él. El musical son dos horas, pero los ensayos son ocho, me tiro ocho horas subido a un zapato de tacón y mis lumbares lo saben muy bien (ríe). Me han puesto un corsé de ballenas, con todos sus rellenos para que me haga caderas y pecho, por ese lado sí es molesto.

CH: ¿Has tenido que sacar tu lado más femenino?

MP: Intentó sacar mi lado más femenino, para hacer de Mauricio tenía que sacar el malhumor y la sinvergüencería que había dentro de mí y para hacer de Bernadette tienes que tirar de tu lado más femenino.

CH: ¿Te habías vestido más veces de mujer?

MP: No, no soy muy de disfrazarme. Es cierto que en "Aída" hacía de la madre de Mauricio, pero suele estar sentada en una silla de ruedas y no tenía que ir en tacones (ríe).

CH: Tras nueve años en "Aída" tenías construida una rutina de trabajo, ¿cuesta volver a empezar de cero?

MP: Más que volver a construir es volver a refrescar. Me considero un hombre de teatro, he hecho muchísimo teatro antes de volverme conocido con Mauricio Colmenero. He tenido que refrescar y volver a esa dinámica. Antes eran los madrugones y estar todo el día trabajando hasta las cinco de la tarde, esto será al revés, levantarte un poquito tarde, comer, y a las seis al teatro.

CH: ¿Qué crees que le diría Mauricio Colmenero a tu nuevo personaje?

MP: Le diría que esta señora por qué, tanto le molestaba la coleta para habérsela cortado, no entiendo esto, si es un tío, es un tío.

"ES CIERTO QUE CON UN ÉXITO EN BROADWAY VIENES AVALADO POR UNA EXPECTACIÓN Y ESPERAMOS ESTAR A LA ALTURA".

CH: Con el éxito que ha tenido este musical en Broadway, ¿Te supone una mayor responsabilidad?

MP: Siempre impone. Es cierto que con un éxito en Broadway vienes avalado por una expectación y esperamos estar a la altura. Pienso que estarán más preocupados los productores que yo (ríe). Hay mucho dinero en juego, mucha ilusión y muchas ganas.

CH: ¿Tienes algún otro proyecto?

MP: De momento no me ha dado tiempo a pensar. Me encontré con que esto me suponía un esfuerzo y una entrega con la que yo no contaba. Una vez estrenado igual abriré puertas para otras posibles ofertas.

CH: Aún así has tenido suerte, acabaste con la serie y te salió el musical...

MP: He de agradecer al mundillo en general porque al terminar me han surgido varios proyectos, que no tenían mucha fuerza o que no me insistieron mucho, no lo sé, quería descansar y no los he cogido. Pero he de agradecer que he tenido muchas ofertas y que estoy eternamente agradecido.

CH: Has tenido tiempo de descansar y refrescarte...

MP: Sí, me apetecía descansar. Fue la fuerza con la que llegó Priscilla lo que empujó mi corazón y me hizo decir que sí.