Los restos mortales de José Saramago llegan a Portugal

INFORMATIVOS TELECINCO/AGENCIAS 19/06/2010 09:58

Un cortejo fúnebre traslada ahora el féretro del Nobel hasta el Ayuntamiento de la capital, en cuyo Salón de Honor ha sido preparada la capilla ardiente donde permanecerá cerca de 24 horas para recibir el homenaje de amigos, intelectuales y personalidades portuguesas.

Viaje desde Canarias

En el avión enviado por el Gobierno de Portugal hasta la isla para repatriar el cadáver del escritor han viajado la ministra lusa de Cultura, Gabriela Canavilhas; la viuda del escritor, Pilar del Río; sus hermanos María y Miguel del Río; su hijo Juan José; cuatro amigas personales de la familia; el biógrafo del escritor, Fernando Gómez Aguilera, y la doctora Lanza, también amiga personal.

La comitiva llegó al aeropuerto procedente del pueblo de Tías, en el municipio del mismo nombre, situado a unos cinco kilómetros, donde vivía el escritor desde 1993 y donde se instaló su capilla ardiente en la biblioteca de la fundación a la que daba nombre.

Los vehículos que acompañaron al féretro se desplazaron hasta el aeropuerto escoltados por sendos coches de la Policía Local de Tías, que los condujeron hasta la terminal de carga. Desde allí, la Guardia Civil los acompañó hasta la pista, donde aguardaba el avión enviado por el Gobierno de Portugal para repatriar el cadáver del Nobel.

En primer lugar fue introducido en la bodega trasera del avión el ataúd con los restos mortales de Saramago y, momentos después, subió a la nave la comitiva que encabeza la ministra de Cultura lusa y que le acompañará en su trayecto hasta Lisboa.

Saramago ha abandonado así para siempre la isla de Lanzarote, donde fijó su residencia en 1993 y donde murió. Parte de sus cenizas volverán a su casa de Tías para ser enterradas junto a un olivo.

Despedida definitiva de Lanzarote

La de este sábado ha sido "la despedida definitiva de José Saramago de la isla de Lanzarote", según ha dicho su viuda, Pilar del Río a los alcaldes de Tías y Haría, José Juan Cruz y José Torres Stinga, a su llegada, a primeras horas de la mañana, a la capilla ardiente del escritor portugués, instalada desde ayer en la biblioteca de la sede de la fundación a la que daba nombre.

El cadáver de Saramago, vestido con un traje oscuro y con gafas en un ataúd abierto con cuatro velas a su alrededor, fue trasladado desde esa capilla ardiente a las 05.30 horas, hora local, (4:30 GMT), hasta una funeraria de Arrecife, la capital lanzaroteña, para ser embalsamado, y regresó a las siete de la mañana (6:00 GMT). Horas después, a las 09,28 horas, y entre aplausos, el féretro del escritor portugués abandonó la capilla ardiente para ser conducido hasta el Aeropuerto de Lanzarote y emprender su viaje a Lisboa, donde será incinerado.

El ataúd del Premio Nobel fue portado desde la capilla al coche fúnebre por su viuda, Pilar del Río; el hijo de ésta; su hermana María y su esposo Javier Pérez; el presidente de la Fundación César Manrique, José Juan Ramírez, y su esposa, y por el biógrafo personal del literato, Fernando Gómez Aguilera.

El cortejo fúnebre con los restos mortales del Premio Nobel de Literatura llegó a las 09.40 horas (08:40 GMT) al Aeropuerto de Lanzarote.

La comitiva, que formaban el coche fúnebre y otros cuatro vehículos donde viajaban familiares y amigos, fue escoltada por dos vehículos de la Policía Local de Tías, localidad donde vivía el escritor portugués y donde falleció ayer en su casa. A su llegada a la terminal de carga de las instalaciones aeroportuarias, la Guardia Civil condujo a la comitiva hasta las proximidades de un avión Hércules de la Fuerza Aérea Portuguesa enviado ayer por el Gobierno luso para repatriar el cadáver a Lisboa.

Tras introducir en la bodega trasera del avión el ataúd con los restos mortales de Saramago, la comitiva encabezada por la ministra de Cultura lusa, Gabriela Canavilhas, de la que también formaban parte Pilar del Río, sus hermanos María y Miguel del Río; su hijo Juan José; cuatro amigas personales de la familia; el biógrafo del escritor, Fernando Gómez Aguilera, y la doctora Lanza, también amiga de la familia, subió a la nave, que despegó de Lanzarote a las 10.25 horas, hora local (09.25 GMT).

Desde Madrid, ha partido también para Lisboa, la ministra de Cultura, Ángeles González-Sinde, que visitará la capilla ardiente que será instalada en el Ayuntamiento lisboeta. El biógrafo de Saramago, Fernando Gómez Aguilera, explicó hoy a Efe que el escritor portugués se refugió en la isla de los volcanes en 1993 tras abandonar Portugal por la mala acogida que tuvo su "Evangelio según Jesucristo" y recordó que escribió luego en su casa de Tías su "Ensayo sobre la Ceguera".

Personalidades políticas y culturales le dan el último adiós

El primer ministro portugués, el socialista José Sócrates, fue de los primeros en acudir a la capilla ardiente, por la que pasaron también muchos de sus ministros.

"Saramago fue un gran portugués, no sólo como escritor, y deja una marca muy profunda en el alma portuguesa" afirmó Sócrates, para quien el Nobel es "uno de los grandes exponentes" de la cultura lusa que contribuyó a la afirmación y difusión de su literatura.

Sócrates, al igual que el candidato socialista a las elecciones presidenciales de 2011, Manuel Alegre, o el líder del principal partido marxista del Parlamento, Francisco Louca, del Bloque de Izquierda, también presentes en la capilla ardiente, restó importancia a la polémica que llevó al escritor a marcharse a vivir a España en 1993.

"Saramago siempre fue muy estimado por los portugueses y siempre estuvo en nuestro corazón", declaró Sócrates, que trasmitió personalmente a la viuda del Nobel, la periodista española Pilar de Río, y a sus familiares las condolencias del Gobierno luso y el orgullo por su herencia literaria.

Es el "reconocimiento de un pueblo y un Estado", subrayó Sócrates, con cuyas palabras de elogio hacia la figura intelectual y humana de Saramago coincidieron las muchas personalidades de la vida pública lusa que acudieron a darle el último adiós.

Cientos de ciudadanos hicieron también fila para pasar ante los restos del nobel, custodiados por una guardia de honor de la policía municipal y rodeados de varias coronas de flores, entre ellas una enviada por los dirigentes cubanos Fidel y Raul Castro.

Entre los lisboetas que acudieron a rendir homenaje al escritor había muchos de sus camaradas del Partido Comunista Portugués, del que Saramago fue militante fiel casi toda su vida pese a haberse distanciado en ocasiones de la línea oficial del partido.

El Secretario General de los comunistas, Jerónimo de Sousa, encabezó la delegación oficial del partido que estuvo en el aeropuerto, para recibir el féretro, y después en la capilla ardiente.

Varias personalidades extranjeras visitaron el Salón de Honor del Ayuntamiento, entre ellas ministros de Angola y Guinea Bissau, dos países miembros de la Comunidad de Países de Lengua Portuguesa, y la candidata presidencial del Partido de los Trabajadores que gobierna Brasil, Dilma Rousseff.

España estuvo representada por la ministra de Cultura, Ángeles González-Sinde, que fue al aeropuerto a la llegada de los restos del escritor y resaltó después en el Ayuntamiento la figura de José Saramago, su compromiso y valor intelectual y la forma en que acercó a españoles y portugueses.

No todo son homenajes

El diario vaticano "L'Osservatore Romano" arremetió contra el recién fallecido escritor portugués José Saramago, al que dedica un artículo en el que lo define como un "populista extremista" de ideología antirreligiosa y anclado en el marxismo.

El día después de la muerte del literato, el rotativo vespertino de la Santa Sede ha publicado un duro obituario bajo el título "La omnipotencia (presunta) del narrador", firmado por Claudio Toscani y en el que repasa la vida del Premio Nobel de Literatura 1998, quien fue muy crítico con el catolicismo.

"Fue un hombre y un intelectual de ninguna admisión metafísica, hasta el final anclado en una proterva confianza en el materialismo histórico, alias marxismo", reza el artículo.

"Colocado lúcidamente en la parte de la cizaña en el evangélico campo de grano, se declaraba insomne por el solo pensamiento de las cruzadas o de la Inquisición, olvidando el recuerdo del 'gulag', de las purgas, de los genocidios, de los 'samizdat' culturales y religiosos", prosigue.

El texto repasa la producción literaria del portugués, analizando también su novela "El Evangelio según Jesucristo" (1991), una obra "irreverente" que supone un "desafío a la memoria del Cristianismo de la que no se sabe qué salvar".

"Por lo que respecta a la religión, atada como ha estado siempre su mente por una desestabilizadora intención de hacer banal lo sagrado y por un materialismo libertario que cuanto más avanzaba en los años más se radicalizaba, Saramago no se dejó nunca abandonar por una incómoda simplicidad teológica", afirma el artículo.

"Un populista extremista como él, que se había hecho cargo del porqué del mal en el mundo, debería haber abordado en primer lugar el problema de todas las erróneas estructuras humanas, desde las histórico-políticas a las socio-económicas, en vez de saltar a por el plano metafísico", prosigue.

El artículo de "L'Osservatore Romano" asegura que Saramago no debería haber "inculpado, incluso demasiado cómodamente y lejos de cualquier otra consideración, a un Dios en el que nunca había creído, por la vía de su omnipotencia, de su omniscencia, de su omniclarividencia".

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