El Museo Nacional de Brasil, abandonado a su suerte: sin sistema contra incendios y esperando durante años por las obras de reforma

Informativos Telecinco / Agencias 04/09/2018 13:44

El director del Museo Nacional de Brasil, Alexander Kellner llevaba años, desde 2015 denunciando la precaria situación de la institución, que carecía de sistema de prevención de incendios.

Habían plagas de insectos que amenazaban las colecciones, las goteras y las filtraciones eran otro problema y lo peor, la indiferencia de los políticos, porque "no existe ninguna línea de financiación de los ministerios de Educación y Cultura para edificios históricos protegidos por el patrimonio", como denunció el rector de la Universidad Federal de Río de Janeiro, Roberto Leher y Kellner, tras el siniestro.

El Museo ha tenido importantes problemas de presupuesto fue cerrado temporalmente en 2015 “por falta de recursos para su mantenimiento” y el pago de sus empleados.

Para la reformas del importante centro estaban aprobados desde el pasado mes de junio. 21,7 millones de reales que iba a aportar Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (BNDES) para apoyar la restauración del Museo Nacional, pero no acababa de empezar, a la espera de los recursos del Gobierno.

El ministro de Cultura, Sergio Sá Leitao, ha admitido que el fuerte incendio responde a "años de negligencia", porque "no hubo tiempo" para realizar las obras de restauración necesarias para "evitar la tragedia".

Los tesoros que se que calcinaron

Entre las mayores pérdidas sufridas se encuentra el esqueleto de Luzia, los restos humanos más antiguos descubiertos en Suramérica (datan de hace unos 12.000 años); varias momias egipcias comprado por el emperador Pedro I, de las mayores colección de fósiles de dinosaurios de América Latina y una colección de arte grecorromana traída a Brasil por la emperatriz Teresa Cristina.

El museo fue construido por decisión del rey Juan VI de Portugal e inaugurado el 6 de junio de 1818; en sus salones la princesa Leopoldina, mujer del emperador Pedro I, firmó la declaración de independencia de Brasil en 1822 y además acogió la primera Asamblea Constituyente tras el fin del imperio.