Morales adopta un tono similar al de autores como Raymond Carver o Anton Chéjov para mostrar bajo un tono melancólico algunas de las preocupaciones de la sociedad actual (el amor o los problemas laborales, por ejemplo), aunque aparentemente no ocurra nada.
Así, en 'Final de verano', el autor describe el inicio de una relación entre dos jóvenes que han atravesado dificultades en su adolescencia y que verán cómo su emparejamiento se complica por un suceso inesperado.
En 'Navidad', por ejemplo, indaga en las motivaciones de un empleado de hotel para trabajar todas las nochebuenas y las implicaciones que tendrán para él abandonar su rutina por un año. O en 'Nidos', donde Morales adopta la mirada asombrada de dos niños ante sus primeras aventuras fuera del colegio.
Por su parte, 'Regreso a Sajalín' supone un homenaje a Chéjov encarnado en una escritora canadiense que pretende rememorar en su viaje Guantánamo la crónica del escritor ruso en Sajalín. El libro cuenta también con un epílogo-relato del cuentista Gonzalo Calcedo.