"No podemos hacer todas las películas de ritmo ágil", dice Manuel Martín Cuenca

AGENCIA EFE 19/09/2010 17:42

Es la primera ocasión que Martín Cuenca, director almeriense, autor de documentales como "El juego de Cuba" o largometrajes como "La flaqueza del bolchevique", acude a TIFF, además se manifiesta encantado tanto con el festival de Toronto, uno de los tres más importantes del mundo, como con la ciudad.

Y el público de la urbe canadiense ha respondido de igual manera al estreno mundial de la última película del realizador español, "La mitad de Oscar", un largometraje en el que Martín Cuenca aborda con una sensibilidad exquisita una relación incestuosa entre dos hermanos, "un amor imposible" como él mismo lo define.

"La semilla de la película es hablar de la imposibilidad de que ciertas emociones, que aparentemente nos llenan de una forma plena, por un exceso de pasión o un desencuentro, esas emociones a veces producen un mayor dolor que placer. Era hablar de un amor imposible" explicó Martín Cuenca durante una entrevista con Efe.

"A partir de ahí -señala- tratamos de contar una historia que sirviera como una especie de mito, de símbolo sobre ese tema".

"Y encontramos también una forma de narrarlo que tiene que ver con hacerlo desde el pasado, algo que ha ocurrido y que de repente vuelve para intentar ver como la fuerza de esa emoción sigue viva de una manera que ha impregnado a los personajes de una forma muy especial" añadió.

"En ese sentido, creo que la película intenta ser un poco minimalista, un poco despojada de estilo pero con el estilo de una tragedia griega" terminó señalando.

La película está interpretada en sus principales papeles por un casi desconocido Rodrigo Sáenz de Heredia y por Verónica Echegui.

Manuel Martín Cuenca reconoce que apostar por Sáenz de Heredia en el papel de Oscar formaba parte de la filosofía de la película, "arriesgada y diferente".

"La película desde el principio se planteó, de guión, de producción y de 'casting', como una apuesta arriesgada, diferente. No se trataba de seguir en la misma línea en que yo estaba con mis películas anteriores", explicó el realizador.

Entre risas reconoce que tras "La mitad de Oscar", "ahora sí que me he convertido en un cineasta no comercial".

Martín Cuenca explicó que "a mí no me interesa demasiado ese tipo de cine que tiene algo de impostor, de truco. Es decir, voy a ser estilísticamente muy atrevido pero en el fondo voy a recurrir al tema, que es en el fondo una forma muy 'main stream', de Hollywood, de la gran industria".

"El tema. La clave es el tema, que la gente conecte. Mejor defender a los indios que contar una historia de cómo nos los cargamos" dijo.

El realizador considera que también es necesario otro tipo de películas.

"Alguien tiene que hacerlas. A mi me gusta otro tipo de cine también. Pero alguien tiene que hacer estas películas. La sensación que tengo es que algunos tipos de cineastas nos estamos convirtiendo en una especie de resistencia cinematográfica".

"No creo que todas las películas tengan que ser trágicas, ni formalmente arriesgadas. Pero ¡demonios!, no podemos hacer todas las películas de ritmo ágil, amables, todas las películas con un supuesto final feliz o al menos un final gratificante" exclama.

"Es esa reconversión que hemos hecho los europeos del 'happy ending' de Hollywood. Un final gratificante, un final en el que el espectador se va, por ejemplo, si es progresista, concienciado de que esta película me ha lavado la conciencia", precisa.

"Me parece bien ese tipo de cine. Unas películas me gustan más y otras películas me gustan menos. Pero hay que hacer también un cine que se atreva con temas difíciles, porque están ahí, porque el incesto y el tabú están ahí. Son parte de la sociedad" terminó declarando.