La sección oficial de Málaga pasa de una comedia gamberra al drama del acoso

AGENCIA EFE 18/04/2009 00:00

En "Fuga de cerebros", Emilio (Mario Casas) está enamorado desde su niñez de Natalia (Amaia Salamanca) y cuando ésta obtiene una beca para estudiar en Oxford no duda junto a sus amigos Chuli (Alberto Amarilla), Corneto (Pablo Penedo), Ruedas (Gorka Lasaosa) y Cabra (Canco Rodríguez), en seguir sus pasos hacia esa universidad para conseguir su amor.

González Molina no rehuye las etiquetas y admite que el objetivo era "trasladar la comedia americana de calidad a los parámetros españoles".

"Es sobre todo una película para entretener y para que la gente se olvide de los problemas, y no pretende ser nada más", ha dicho en rueda de prensa el director, que se ha declarado "a favor de las películas comerciales y de palomitas".

Por ello, espera que el público "llene los cines y se ría" con "Fuga de cerebros", ha dicho González Molina, que ha reivindicado a "la gente de la tele", un medio "en el que hay talento, pero a veces no hay ni tiempo ni dinero".

"La gente de 15 a 30 años es la que llena las salas de cine y son los que queremos que vayan a verla, porque es el público clave a la hora de que una película recaude dinero, y el público joven es fundamental para eso", ha insistido.

Respecto a los referentes del género, reconoce que, antes de ver la película, los espectadores "pensarán que van a ver 'American Pie' y cuando la estén viendo, pensarán que es como 'Algo pasa con Mary', pero esperamos que dentro de uno o dos años, cuando vean otra película, comparen y piensen que se parece a 'Fuga de cerebros'".

Mientras, en "Bullying", Jordi (Albert Carbó) es un adolescente que acaba de perder a su padre y, junto a su madre (Laura Conejero), comienza una nueva vida en una gran ciudad, Barcelona, en la que sufrirá las agresiones y amenazas de Nacho (Joan Carles Suau), un compañero del instituto.

Desde el principio del proyecto, Josecho San Mateo se planteó rodar una película "sin medias tintas", porque consideraba fundamental "entrar a saco y producir un malestar y un miedo latente en el público, además de en el protagonista".

Por ello, ha ido "al máximo de lo que se podía llegar", e incluso al conocer casos reales cree que a veces se ha "quedado corto", según el director, que ha añadido que en algunos momentos "se llega a extremos fuertes, pero para que quede el poso hay que vomitar".

También quería reflejar una sensación de impotencia al "ver que no hay nadie que haga nada", y que cada vez que se conoce un caso real "durante unos días nos rasgamos las vestiduras y se habla mucho en los periódicos y los telediarios, pero al poco tiempo vuelve a suceder lo mismo".

Para Joan Carles Suau, el acosador al que interpreta "no es culpable de nada, ha vivido la violencia en su casa, su padre tiene armas y ataca a alguien que empieza a ser el centro de atención en el colegio y de quien piensa que lo tiene todo muy fácil, y por eso es su blanco perfecto".

Pese a que a Suau le suelen ver "cara de buena persona", se ha metido en este papel de malvado, porque "si viene un personaje así, lo coges y no lo piensas".

Otra joven acosada en la película es encarnada por la actriz Yohana Cobo, quien no ha conocido personalmente ningún caso "tan extremo" de acoso, aunque este fenómeno es "algo que siempre ha habido, el alumno que es el centro de los insultos y las bromas de todos, pero ahora la sociedad y los jóvenes son más violentos".