Confirman el despido de un empleado por robar la comida de sus compañeros

  • La sentencia contra este ingeniero asegura que "vulnera la buena fe contractual", independientemente de la cuantía de lo sustraído

El Tribunal Superior de Justicia de Aragón ha avalado en una sentencia el despido disciplinario de un empleado que robó comida a sus compañeros de trabajo. Los magistrados destacan que es una conducta que "vulnera la buena fe contractual, con independencia de que la sustracción se haya consumado o no y de la cuantía de lo sustraído".

Según la sentencia, adelantada por el diario Cinco Días, los hechos se produjeron el 15 de febrero del año pasado en el comedor de una empresa tecnológica. Uno de sus empleados, que tenía la categoría de ingeniero, fue sorprendido robando "alimentos de sus compañeros" un hecho que, según la compañía, el propio acusado reconoció.

La empresa entonces le aplicó el régimen disciplinario, ya que, según la comunicación que le entregó en el despido, "tales hechos no pueden ni deben ser tolerados". El despido disciplinario por infracción muy grave se consumó el 28 de febrero, bajo el argumento de "pérdida inexorable de la confianza". El trabajador despedido acudió a la justicia para impugnar la medida, pero ésta fue confirmada por un juzgado de lo social de Huesca.

No es la primera vez que un caso similar acaba con las mismas consecuencias. Paras Shah era uno de los 'traders' más importantes y mejor pagados (1,2 millones de euros al año) de Londres. A sus 31 años, llevaba tres años en Citigroup, donde encabezaba el departamento de deuda soberana para Europa, Oriente Próximo y África. Antes había trabajado siete años en HSBC. A principios de año, según desveló 'Financial Times', fue despedido de manera fulminante. El motivo, robar en la cantina de las oficinas que el banco estadounidense tiene en la capital británica. Al parecer, fueron los propios compañeros los autores de las acusaciones.

El diario británico también recordaba el caso de un banquero que en 2016 perdió su puesto en la filial londinense del banco japonés Mizuho por robar un accesorio de la bicicleta de un compañero valorado en seis euros. O el de un ejecutivo de BlackRock que tuvo que abandonar toda actividad financiera en el Reino Unido después de desvelarse que cada mañana se colaba en el tren que le llevaba a su trabajo en Londres. Y es que 'olvidarse' de comprar el billete cada mañana durante años no solo le hizo perder su empleo, también tuvo que pagar por ello una multa de más de 50.000 euros.