El pronóstico para Óscar no era nada esperanzador. Tras nacer en estado crítico y hacer todo lo posible para salvar su vida, los médicos determinaron que ya no podían hacer nada más por la vida del pequeño. Era la hora de que sus padres se despidiesen del recién nacido. Una situación dolorosa que tuvo afortunadamente un inesperado final.
Tras un embarazo perfecto, los padres del futuro bebé decidieron que tendrían un parto en el agua. Pero, algo no fue bien y el pequeño no podía respirar. Tras 15 minutos, los médicos lograron que respirase al fin. Pero, ese tiempo sin oxígeno provocó que el pequeño sufriese una encefalopatía isquémica hipóxica de grado 3.
Tras pasar bastante tiempo en cuidados intensivos, el estado del pequeño empeoró. Fue entonces cuando los médicos comunicaron a los padres que no había ya nada que hacer. Algo que hizo que la recién mamá llamase a su madre de inmediato. La mujer, que se emocionó al pensar que su madre nunca llegaría a conocer a su nieto, inició una videollamada con su madre para que ella también pudiese decirle el último adiós. Mientras se despedían, sucedió un milagro. El bebé abrió los ojos.
“Sus ojos estaban abiertos por primera vez y fue tan inesperado, se sintió como un sueño. Me senté en la cama y sacudí la cabeza como lo hace la gente en las películas. Fue increíble, la mejor sensación del mundo, pero tuve que que pellizcarme" aseguró la mujer a distintos medios.
Óscar tiene un tipo de epilepsia, llamado síndrome de West, que pone en riesgo su vida y que hace imposible predecir cuánto tiempo de vida le queda. La familia pide a través de Gofundme ayuda económica para llevar de la mejor manera posible los tratamientos del pequeño.