Grecia, el último obstáculo de España en el camino hacia el oro soñado

AROA CANTO ESTEBAN 19/09/2009 00:00

El comienzo no fue muy esperanzador. La 'ñba' arrancó en el Eurobasket con una derrota ante Serbia, un duro varapalo que remató la derrota cosechada ante Lituania en el último amistoso antes del torneo. Las espectativas sobre la mejor generación del baloncesto español comenzaron a caer como la espuma y las dudas sobre si serían o no capaces de llegar a la final y conseguir el oro soñado aumentaron con las tan costosas victorias ante Gran Bretaña y Eslovenia.

Tenía que haber sido un paseo, un encuentro que les hubiera permitido coger confianza y devolver la ilusión que una selección llamada a ganarlo todo siempre había generado. Pero el partido ante Gran Bretaña se convirtió en una prueba más de que los de Scariolo no estaban jugando ni de lejos su mejor baloncesto. Algo fallaba y había que ponerle remedio.

En el encuentro ante Eslovenia, España parecía haber empezado a aprender de sus errores. Más equilibrados en defensa y con un mayor acierto en ataque, la selección española consiguió llegar al final del encuentro con una renta que, con mucho trabajo, habían conseguido a lo largo de todo el partido. Pero los errores volvieron y permitieron a Eslovenia meterse en el partido y forzar una prórroga que nunca debió llegar. Al final, España consiguió su objetivo, clasificarse para cuartos, aunque con muchas dudas sobre si serían capaces de llegar a semifinales.

Turquía fue el punto de inflexión

Una nueva derrota ante la selección otomana, la segunda en cuatro partidos (cinco contando el amistoso ante Lituania) y la primera de la segunda fase, aumentó la presión, tanto que hasta Marc Gasol criticó la decisión de Scariolo al dejar que Sergio Lull, el 'novato', se jugara la última bola. Los nervios estaban a flor de piel y alguien debía asumir la responsbilidad de lo que estaba sucediendo.

España necesitaba ganar y esa necesidad fue más que suficiente para que llegara el milagro. O más bien el regreso de un equipo que nunca perdió la fe en sí mismo y que supo aguantar los duros golpes que recibió por su casi desastroso estreno en Polonia. Así, Lituania pagó los platos rotos y vio cómo España, la del Mundial de Japón y la de los Juegos de Pekín, jugaba a placer. Reparó sus errores defensivos y mejoró infinitamente los porcentajes de tiro. Gasol demostró por qué ganó el anillo de la NBA y Navarro decidió sacar su fusil para demostrar que aún no lo habían dicho todo y que no habían perdido las 'buenas costumbres'.

Polonia, la anfitriona del torneo, fue la siguiente y la confirmación de que la España que enamoró con su juego durante los últimos años había vuelto. Aunque España no podía presumir de sus primeras actuaciones, nadie quería ser el rival de los de Scariolo en cuartos. Prueba de ello fue el ajustado final entre la selección gala y la griega, ninguno de los dos tenía demasiado interés en ganar, ya que de hacerlo tendría que enfrentarse a la actual campeona del mundo.

Y le tocó la china a Francia. La 'ñba' volvió a brillar con luz propia, demostrando por tercera vez consecutiva en el torneo que el oro tiene que volver con ellos a España. La selección venció con autoridad, convenció de que habían ido a Polonia a ganar y consiguió que las críticas se convirtieran en halagos. Esta tarde ante Grecia deberán seguir demostrando que se han ganado a pulso poder mirar de frente a las medallas, y por qué no, soñar con que el domingo se colgarán al cuello el oro que debería estar en sus manos desde el anterior Europeo.