Con inicio del mes del Ramadán, el marido de Said decidió ponerse el delantal y cocinar para su esposa y sus dos hijos. Al principio Said se mostró encantadora con la idea de dejar de hacer la comida por una temporada, pero pronto todo cambió.
Sin embargo, los hijos comenzaron a comparar los platos de sus progenitores y la mujer salió perdiendo. Sus platos no eran comparables, Said tenía un don para la cocina.
Como las comparaciones son odiosas, la ama de la casa se empezó a sentir alejada del calor del hogar y de los fuegos de la cocina.
La ofendida esposa decidió proponer a su marido que dejase de cocinar, pero los hijos se rebelaron negándose a probar cualquier cosa que hubiese sido cocinada por las manos de su enfadada madre y exigieron que su padre volviese a ejercer de chef en casa.
La mujer acabó pidiendo el divorcio a su marido. El Tribunal del Servicio Civil ha tomado la decisión de suspender el proceso de divorcio hasta que termine el ayuno musulmán y a la espera de que los esposos lleguen a reconciliarse. ICQ