Videopodcast 'A ver si me he enterado', con Miguel Ángel Oliver: Se vende habitación, la vivienda del futuro

  • El precio del alquiler en las principales ciudades españolas espolea el nacimiento de una iniciativa digital para vender solo habitaciones, en lugar de casas

  • La start-up promotora de Habitación.com se pone en marcha en Barcelona, donde el alquiler de una habitación alcanza ya los 550 euros, y asegura que se trata de una iniciativa con plena seguridad jurídica

  • Expertos en el sector inmobiliario dudan de su encaje legal y auguran dificultades para inscribir las nuevas propiedades tanto en el registro de la propiedad como en el catastro, así como para obtener la licencia de primera ocupación por parte de los ayuntamientos

La idea de vender habitaciones como solución al tremendo incremento del precio del metro cuadrado y de los alquileres en España ha entrado en nuestras cabezas como un rayo. Aparentemente, se trata de la versión moderna del huevo de Colón. Una solución fácil para un problema difícil. Pero las cosas suelen ser tan sencillas. La start-up Habitación.com ha logrado desde luego captar el interés del mercado. Se trata de una iniciativa creada por varios socios, al frente de los cuales está Oriol Valls, experto inversor inmobiliario. Cuando se presentó en sociedad, provocó aplausos y reconocimientos en el ecosistema digital. Su primer aldabonazo fue ganar este año el premio del Campus de Emprendedores de SeedPocket, una cita celebrada en Barcelona el pasado mes de mayo, a la que concurrieron empresas como Google, Amazon o el Banco Sabadell. Este reconocimiento le abrió las puertas de una inversión privada de 150.000 euros, que puede llegar a los 300.000 con la co-inversión del fondo SeedRocket 4 Founders Capital.

Búsqueda de unicornios

Conocer estos primeros pasos, permite comprender las autopistas del éxito de estas iniciativas, a través de incubadoras y aceleradoras TIC. Pero que los buscadores de unicornios digitales celebren ideas como Habitación.com no significa que tengan todos los parabienes legales y sociales. Desde el punto de vista social, han surgido rápidamente focos de rechazo entre quienes consideran que las burbujas de esta start-up brotan de la crisis de la vivienda. Los más críticos consideran que es una nueva criatura deforme del capitalismo. Sin embargo, sus promotores no dejan de cantar sus alabanzas. Oriol Valls aseguraba esta semana a Nius que “los jóvenes están tirando el dinero a la basura en un alquiler. Hay una alternativa que es la compra de una habitación". Según sus cálculos, comprar por este sistema permitirá un “ahorro colosal” para los propietarios, respecto al mercado del alquiler. Con precios de unos 40.000 euros por 20 metros cuadrados en Barcelona, la financiación necesaria sería similar al precio que pagarían por el alquiler de una habitación en una vivienda compartida.

Encaje legal

Valls, joven e impetuoso inversor inmobiliario, ha creado un ecosistema propio en el que su sociedad buscaría y seleccionaría al cliente, le facilitaría el acceso a la financiación y le ayudaría a vender y rentabilizar su inversión, en caso de que quisiera recuperar el dinero. Un circuito cerrado y óptimo, sobre el papel, que choca con las dificultades legales que se abren a su paso. El entramado legal de la vivienda tiene en nuestro país varias normas que dan seguridad jurídica al mercado. Desde el centenario Código Civil, a la fundamental Ley de Propiedad Horizontal o la ley de Arrendamientos Urbanos, pasando por nuevas reglas como la reciente Ley de Vivienda del gobierno de coalición, o las normas de aplicación autonómica, como la ley de regulación de los precios del alquiler aprobada por el Parlament de Catalunya en 2020. En opinión de Oriol Valls, su iniciativa encuentra su acomodo legal en el Código Civil, en concreto, en la figura del proindiviso.

¿Qué es el proindiviso?

El proindiviso se da cuando una propiedad pertenece conjuntamente a dos o más personas. En el artículo 400 del Código Civil se establece que “ningún copropietario estará obligado a permanecer en la indivisión. Cada uno de ellos podrá pedir en cualquier tiempo que se divida la cosa común”. “Vale, eso te otorga un porcentaje de la cosa común”, dice Pablo de Palacio, abogado y experto legal en el sector. “Lo que no te permite es comprar esta habitación o esta otra. Gestionar ese bien común sería muy difícil”, añade el experto, que augura, a partir de ahí, un sinfín de dificultades relacionadas con el disfrute de las distintas partes de la vivienda. Desde el punto de vista legal, su encaje resultaría muy dudoso en los registros de la propiedad y en el catastro, así como obtener las correspondientes cédulas de habitabilidad o licencias de primera ocupación.

Soluciones habitacionales

Una cosa al menos concede este abogado en su conversación con Miguel Ángel Oliver, en el videopodcast de Nius ‘A ver si me he enterado’: el mercado está roto, mucha gente tiene severas dificultades para tener una vivienda y algo hay que hacer. Pero, a tenor de su análisis, no esto. “Ya, ya, pero recuerda las celdillas individuales que se presentaron en Hong Kong hace unos años, como si fuésemos abejillas”, le sugiere Oliver, “o la novedad que supuso la reciente conversión en viviendas de miles locales comerciales de toda España”. Desde luego, algo se está moviendo bajo la superficie. No viene de más recordar que fue la ministra de Vivienda del primer gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, María Antonia Trujillo, quien propuso “soluciones habitacionales” de protección oficial, con superficies de unos 25/30 metros cuadrados. Aquella idea provocó estupor hace casi veinte años. Hoy parece haberla digerido y remasterizado el capitalismo para satisfacción de las incubadoras y aceleradoras de partículas digitales.