FMI y OIT advierten de que una recuperación sin empleo no es recuperación

AGENCIA EFE 13/09/2010 09:12

"La crisis financiera no sólo no ha terminado sino que ha generado una crisis de empleo", sentenció el director del FMI, Dominique Strauss-Kahn en la Conferencia sobre Empleo que hoy se celebró, con la participación del presidente español José Luis Rodriguez Zapatero y del primer ministro griego Yorgos Papandreu.

Strauss-Kahn, que calificó de "catastrófica" la situación del mercado laboral mundial, pidió a los gobiernos "cautela" en la aplicación de sus políticas anticrisis de tal forma que consolidación fiscal y crecimiento aparezcan equilibrados.

"La crisis no terminará hasta que el desempleo decrezca", reiteró Strauss-Kahn y añadió que "tenemos que hacer de la creación de empleo una prioridad usando todos los instrumentos al alcance" pues "el crecimiento, por sí sólo, no creará los empleos necesarios".

Según datos del FMI y de la OIT la crisis actual ha generado 30 millones de parados, elevando con ello la cifra mundial de personas sin trabajo a los 210 millones.

Si se tiene en cuenta que la población activa mundial crece a un ritmo anual del 1,6 por ciento -unos 45 millones de personas al año-, los expertos de la OIT calculan que dentro de diez años, el mercado de trabajo deberá absorber más de 440 millones de personas.

Las cifras son aplastantes y según Strauss-Kahn esconden un gran drama social y humano, pues un alto porcentaje de parados son jóvenes, lo que supone hablar de una generación perdida, y porque un parado de larga duración paga con su salud esa precariedad. "Su esperanza de vida puede reducirse hasta en un año y medio", dijo.

En los países en desarrollo el panorama es aún peor pues "sin una red social adecuada, no sólo hablamos de pérdida de empleo e ingresos. Hablamos de vida o muerte", apostilló.

Strauss-Kahn, que no cuestionó los costos de las políticas que el FMI impone a los países estrangulados por la deuda, como ahora es el caso de Grecia, confirmó que la crisis actual es poliédrica y que sólo mediante la "cooperación internacional" podrá atajarse.

Yorgos Papandreu se sumó al discurso pero defendió las "duras medidas" adoptadas por su gobierno -a cambio de ayudas de la Unión Europea (UE) y del FMI- para hacer frente a una crisis que llevó a Grecia al borde de la bancarrota y mantiene en vilo a los mercados financieros.

Por su parte, Rodríguez Zapatero defendió igualmente en su intervención las reformas en marcha y, en línea con Strauss-Kahn y la ministra francesa de Finanzas, Christine Lagarde, abogó por la formación de los jóvenes, la colaboración entre Universidad y empresa, la innovación, por un nuevo modelo productivo y por más cooperación internacional.

El jefe del Ejecutivo español reconoció que la situación es grave -las tasas de desempleo, especialmente el juvenil están por encima de la media en Europa- pero se resistió a la "crisis del pesimismo".

"La peor crisis es la del pesimismo, la desconfianza y la resignación", dijo Rodríguez Zapatero. España "no va a caer" en ella, agregó.

El presidente del gobierno, que tituló el paquete de medidas en cartera como "la tercera modernización de la economía española" que se acomete desde los años ochenta, no hizo referencia a la huelga general convocada por los sindicatos para el próximo día 29, movilizaciones a las que sí se refirió, para legitimarlas, el director general de la OIT, Juan Somavía.

"La gente tiene derecho a expresar su enfado. Eso forma parte de las reglas de juego de la democracia", declaró a Efe Somavía.

La conferencia de Oslo, que concluyó con un escueto llamamiento a la cooperación internacional, sirvió de paraguas para una serie de encuentros bilaterales, constatar la solidez del modelo del bienestar noruego y renovar el llamamiento al sistema financiero para que apoyen la economía real haciendo fluir el crédito.

Este ruego se produce un día después de que los reguladores acordaran este fin de semana en Basilea (Suiza) elevar el ratio de capital de los bancos, del 2 por ciento actual al 4,5 por ciento.