De esa semana me llevo impresa una lección de vida que no seré capaz de olvidar. Cuando vuelvo la vista atrás, veo con nitidez la figura de Antonio, torcido sobre su bicicleta y llevando a rueda a su inseparable amigo Julio. Veo a Juan Alberto, pedaleando con las piernas abiertas y el rostro desencajado pero con su sonrisa infinita. Y también veo a José Luis, cantando sobre la bici y pegando “arreones” cada pocos kilómetros.
Nuestros protagonistas se ganaron el respeto, la admiración y el cariño del pelotón de la Pigrim Race. Y lo consiguieron, simplemente, porque hicieron lo mismo que los demás, en las mismas condiciones y circunstancias. Recorrieron los mismos kilómetros, comieron la misma comida, sufrieron el mismo calor esforzándose en cada una de las mismas montañas... pero pusieron una dosis extra de ilusión porque sabían que se estaban esforzando por demostrar que aunque no tengan las mismas capacidades que el resto, tienen otras muchas que con trabajo, entrenamiento y el equipo adecuado les permite hacer lo mismo que los demás.
La prueba recorre los casi 700 Km (694 Km según el GPS) que hay entre Madrid y Santiago de Compostela. Son siete etapas seguidas, casi 100 km diarios por caminos con todo tipo de dificultades sumados a los 10.000 metros de desnivel acumulado. El recorrido elegido por la organización fue “el Camino de Invierno”, que se desvía del “Francés” una vez pasado Ponferrada. La ausencia de peregrinos por este trecho del Camino demuestra que, con toda seguridad, es más complicado que el tradicional.
Hacer el Camino de Santiago tiene un significado distinto para cada persona. Sea el motivo que sea por el que lo inicias, siempre merece la pena y hacerlo por una causa como esta, hace que se convierta en mágico. A pesar del esfuerzo y el cansancio, los paisajes de Madrid, Castilla y León y Galicia hacen que merezca la pena. Los pinares, sembrados infinitos, castillos, iglesias, monasterios, viñedos, aldeas, puertos de montaña, ríos… me han permitido disfrutar cada momento, ayudado a reflexionar sobre la suerte que tenemos, además de disfrutar de la grandeza de nuestras tierras.
Ilustraciones de Alfonso Álvaro, Director Gestión de Patrimonios en Tressis
Hemos pedaleado por la integración e inclusión de la discapacidad intelectual en nuestra sociedad, formando equipo con cuatro deportistas con discapacidad, responsables de la Fundación y clientes, agentes y empleados de Tressis. La experiencia es parte de nuestro compromiso con la sociedad y nuestro pequeño grano de arena para demostrar que la empresa privada tiene un papel muy importante que jugar para colaborar con la integración y para eliminar los prejuicios que todavía existen con este colectivo.
Solo me queda agradecer a La Fundación A La Par, a mis compañeros de pelotón, a las empresas que nos han apoyado y a la organización de la carrera el haber podido vivir esta grandiosa experiencia vital.
¡Buen Camino!
José Miguel Maté
Consejero Delegado de Tressis