David Bartolomé, Asociación de Vehículos Compartidos: “El coche eléctrico le debe una al carsharing”

  • “Somos un modelo de negocio joven que ha venido para cambiar la vida de la gente aportando eficiencia en la ciudad”, afirma

  • Asegura que el carsharing es un negocio que es rentable y lo será mucho más en el futuro, pero que "hay que conocer y dedicarse a él”

Hace tan sólo unas pocas semanas de la creación de la Asociación de Vehículos Compartidos de España. “La ciudad con movilidad compartida es mucho mejor, más interesante y eficiente” dice David Bartolomé, que estrena su presidencia alternándola con sus obligaciones como director de ShareNow (Daimler y BMW). Bartolomé niega que la pandemia haya afectado a su actividad. “El miedo al virus vinculado al carsharing no existe”, dice, y espera que este año su negocio “se recupere totalmente o crezca por encima de los niveles preCovid”.

Pregunta: Su asociación es de vehículos compartidos, pero sólo la forman cuatro empresas de carsharing, es decir, de coches (free2move, ShareNow, Wibble y ZITY). ¿Cuáles son sus objetivos?

Respuesta: Es la opción que ha llegado primero y por volumen de viajes y de usuarios la más importante por ahora. Es la que tiene más antigüedad y experiencia, funcionando ya desde el año 2015 España. En cuanto a objetivos, lo primero es establecer la asociación y luego ayudar a la administración, en gobiernos locales, regionales, nacional y a cualquiera que tenga interés en la movilidad a aclarar temas referentes a la movilidad compartida y defender esta opción. Somos un modelo de negocio muy joven, que ha venido para cambiar la vida de la gente, no de una manera radical, pero sí que va a aportar una solución de transporte en las ciudades que es muy interesante y que va a ir a más. El carsharing está en evolución. En sus inicios era de una manera y ahora el servicio es muchísimo más fuerte y completo. Y en el futuro lo será aún más, satisfaciendo nuevas necesidades que ahora mismo no puede. Además, también hay sharing con otros modos de transporte como son cuadriciclos, motocicletas, bicicletas...

P: ¿De qué hablamos cuando hablamos de carsharing?

R: De movilidad compartida, de ganar eficiencia. El modelo de yo tener un coche aparcado en la calle para cuando lo quiera usar es un modelo que está bien, ha tenido su utilidad y va a pervivir en el tiempo. Pero va a convivir con otro que aporta más eficiencia tanto a los ciudadanos como a la propia ciudad, con ventajas sobre todo ambientales. Los vehículos al ser compartidos se usan más y resultan ser más eficientes. Además, supone un modelo de pago por uso, en el que se paga por cada viaje individualmente. Eso frente a la compra de un vehículo adelantando una gran inversión en tu movilidad de los próximos años. Y eso hace que, una vez que lo has comprado, te veas casi obligado a usarlo y a veces de manera irracional, sobre todo en la ciudad, porque tienes otra opciones más eficientes como el transporte público, las bicicletas... digamos que vas cautivo.

P: ¿Y qué hay de malo en ello?

R: Nada, lo único malo son los impactos negativos que genera en la comunidad como la contaminación del aire. Esto yo creo que es muy peligroso y que dentro de unos años miraremos atrás y nos echaremos las manos a la cabeza por cómo aceptábamos vivir en ambientes contaminados. También por temas de cambio climático y temas de ocupación del espacio público. Los automóviles son estupendos y nos han dado y nos darán un servicio tremendo, pero el problema es que su uso irracional dentro de entornos metropolitanos tiene unos impactos negativos que hay que mejorar. Y para eso está el sharing y en concreto el carsharing.

P: ¿Cuál es su nivel de aceptación? ¿Se piensa en llevarlo a otros ámbitos más allá de la ciudad?

R: Solo las empresas de carsharing -quitando motos, bicis etc- tenemos un millón de usuarios. Es decir la aceptación es brutal y es un modelo muy útil y muy querido por parte de los ciudadanos porque les da un servicio. Un servicio que siempre es parcial, porque la movilidad de una persona no puede estar satisfecha solo con carsharing, tiene que estar satisfecha con otras opciones, sobre todo con transporte público y subsistemas como caminar, ir en bici... La idea es que la movilidad dependa de un conjunto de decisiones y de un ciudadano informado que las toma en función de sus necesidades de ese día o de ese viaje concreto.

P: ¿Se puede llevar a otros entornos más rurales o menos densos?

R: Con un modelo diferente. Lo que llamamos “free floating”, un modelo como el de free2move, Wibble, ZITY y Sharenow etc es un modelo que pone un montón de vehículos en una zona densa para que sean usados por cientos de miles de usuarios. Esto no se puede llevar a ciudades pequeñas o entornos rurales. Pero cambiando el modelo sí y en eso estamos. Lo que vamos a ver en 2030 será mucho más potente de lo que vemos ahora en 2021.

P: ¿Ha afectado el miedo al virus su actividad? ¿Cree que podría dañarla en el futuro con posibles variantes?

R: El miedo a la Covid yo creo que en nada. El carsharing se ha visto afectado en la misma proporción que la movilidad en general. Ahora bien, el miedo al virus vinculado directamente con el carsharing no existe. Al menos eso es lo que nosotros hemos descubierto a lo largo de 2020. El carsharing es una opción de transporte en la que puedes viajar de manera individual o con tu grupo familiar y eso la gente lo ha valorado y no hemos visto miedo en el usuario. Se ha revelado como una opción potente incluso en pandemia.

P: ¿Qué resultados de negocio esperan para finales de 2021 comparado con datos de 2019?

R: Ahora mismo, aún saliendo de pandemia, sigue habiendo una afectación a nivel general. La movilidad no está todavía a niveles prepandemia, pero sí que esperamos que a finales de años esté prácticamente normalizada. Y el carsharing esperamos que se recupere totalmente e incluso crezca por encima de niveles de 2019.

P: Si es así puede ser una de las escasas excepciones de la economía nacional...

R: El carsharing es un modelo desarrollado para dar soluciones a los problemas de movilidad en la urbe. La movilidad compartida, no fue lo mismo en 2018 que hoy en 2021, cuando la gente está más concienciada y los gobiernos locales están tomando más medidas. Por ejemplo, la reserva de espacios de aparcamiento exclusivos para carsharing en la ordenanza de movilidad del Ayuntamiento de Madrid o la decisión de la Comunidad de Madrid de dotar con una ayuda de 1.250 € a las personas que quieran achatarrar su coche viejo para gastar en carsharing. Se van tomando medidas y políticas que ayudan a que se incremente la demanda. Y esto se une a un escenario de salida de la pandemia en el que la gente ha visto el carsharing como un entorno bastante más seguro que otras opciones. Por eso esperamos un escenario de crecimiento.

P: Hay algunas empresas que se han retirado y otras fusionado...

R: Este es un negocio estratégico que hay que entender. Es un negocio rentable para muchos operadores, pero otra cosa son las estrategias de cómo entiende su negocio cada compañía. Es un negocio que puede tender a tener mucha competencia, que es lo que está sucediendo ahora mismo que están saliendo muchas compañías de muy diferentes ámbitos, no solo fabricantes de vehículos, que están entrando precisamente por su atractivo a futuro. Pero es un negocio que hay que saber cómo llevar y que requiere dedicación. Por eso vemos cómo al año y medio las empresas que no tienen la voluntad de desarrollar un negocio que va a ser muy interesante, lo abandonan.

P: ¿Es el casharing entonces un negocio rentable?

R: Sí que lo es y lo será mucho más en el futuro a medida que evolucione la movilidad en las ciudades. Si en los años 90 la movilidad que teníamos era diferente, imaginemos cómo va a ser la de dentro de 10 o 15 años. Hay una cuota de movilidad privada que tiende a descender. Es por la toma de concienciación y cambio de hábitos voluntarios de los ciudadanos, por medidas de restricción que toman los gobiernos locales y por medidas a nivel nacional que van dirigiendo esta evolución, como hemos visto ahora mismo la ley de Cambio Climático. Vendrá una ley de Movilidad -posiblemente el año que viene- que también va a ayudar a definir esta movilidad en las ciudades. Pero el cambio y la tendencia sabemos para dónde van a ir. El carsharing se posiciona como una herramienta alternativa y limpia, que ayuda a los objetivos de movilidad sostenible de las ciudades y solo puede crecer y tender a ser un negocio interesante.

P: ¿Tiende a crecer por sí mismo o por una legislación forzada?

R: Se trata de que el mundo cambia porque tiene que cambiar y yo creo que siempre cambia a mejor. Repito echaremos la vista atrás dentro de unos años y nos llevaremos las manos a la cabeza de pensar que podíamos criar a nuestros hijos en un entorno contaminado.

P: Pero si los coches van a ser eléctricos y supuestamente no contaminan, el coche privado no tiene porqué seguir siendo un problema.

R: El vehículo eléctrico es una solución, pero no toda la solución. En las ciudades hay un tema de espacio y si hacemos una reflexión de todo el espacio que está dedicado en ellas al vehículo privado, nos llevaremos igual la manos a la cabeza. Todo ese espacio que está dedicado al aparcamiento y la circulación de los vehículos podría estar dedicado a espacios verdes, de paseo y esa es la transformación que se está haciendo en las ciudades europeas. Y en las que van menos avanzadas no cabe duda de que esa transformación se va a hacer igualmente. La movilidad compartida ataca a todos esos problemas a la vez, también al espacio. Bienvenidas sean las soluciones que nos trae el vehículo eléctrico, pero si a esa tecnología además le sumamos otra, pues será aún más interesante como combinación de soluciones. Y el carsharing estará ahí también por términos de intermodalidad, porque ayuda mucho a esa combinación de modos de transporte.

P: Entonces carsharing y coche eléctrico son un binomio inseparable...

R: El carsharing ya se ha volcado en el coche eléctrico. Ya en 2015 cuando se instauró una flota de 500 coches eléctricos fue un bombazo para Madrid. Fue una de las ciudades pioneras y la gente, por muy poco dinero, podía montarse en un vehículo eléctrico y probarlo por primera vez. Ese servicio que le hace el carsharing a la movilidad eléctrica es impagable. También ahora mismo en términos de infraestructura de carga, permitiendo que miles de usuarios se familiaricen con esa infraestructura y le pierdan el miedo. Creo que esto es un servicio enorme de avanzadilla que le hace el carsharing y por eso creo que la movilidad eléctrica le debe una.

P: ¿Son el coche privado y el transporte público los rivales que le pueden robar cuota de mercado?

R: El transporte público y el carsharing son aliados, no se quitan clientes uno al otro, sino que se combinan para suponer una solución potente frente al vehículo privado. Ningún cliente de carsharing lo utiliza para su vida diaria regular de una forma continua, sino que es una solución puntual para una persona que tiene el eje de su movilidad satisfecho con otras opciones. Hay que tener un sistema de transporte público fuerte para reducir los problemas de los ciudadanos como congestión del tráfico, ineficiencias, ocupación del espacio... Será mejor cuantas más opciones de transporte tenga el ciudadano que se sitúen en el lado sostenible -es decir, que tengan poco impacto- así será más fuerte el sistema y podrá competir mejor.

P: Otro de los grandes rivales del carsharing en las ciudades podría ser la micromovilidad, los patinetes...

R: Cuanta más opciones tenga el usuario, mejor. Serán soluciones diferentes y en la industria no lo vemos como rivalidad. Estamos construyendo una alternativa y pensamos que cuantas más opciones haya, más fuerte será esa alternativa.

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