La desnutrición afecta a 53 millones de latinoamericanos tocados por la crisis

AGENCIA EFE 14/10/2009 18:00

El documento de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), titulado "Panorama de la seguridad alimentaria y nutricional en América Latina y el Caribe", recalca que la crisis de acceso a los alimentos "persiste y se ha profundizado" en los últimos tres años.

Según cifras de la FAO, del año 1990 al 2006 se consiguió reducir de 53 a 45 millones las personas que pasaban hambre, pero de 2006 a 2009 se desvanecieron los avances logrados durante más de una década.

"Éramos la única región del mundo que estaba progresando en la reducción del hambre hasta 2005 (...)", lamentó el director de la FAO para América Latina y el Caribe, el brasileño José Graziano, quien aclaró que en la región no escasean los alimentos, sino las oportunidades para acceder a ellos.

La crisis alimentaria de los últimos tres años, dijo Graziano, puede dividirse en dos etapas: la primera, determinada por el alza de los precios de los alimentos, y la segunda, por la crisis financiera.

De 2006 a 2008 las personas desnutridas pasaron de 45 a 47 millones debido a un "incremento rapidísimo" de los precios de los alimentos, que afectó, principalmente, a los más pobres.

El alza impactó en la balanza comercial alimentaria de los países de la región, lo que originó un aumento de la inflación y redujo la capacidad adquisitiva de los hogares.

Además, explicó Graziano, los agricultores de los países más pobres no pudieron responder al alza de los alimentos con un aumento de la siembra o la producción debido a que también aumentó el precio de productos importados, como fertilizantes, plaguicidas o semillas.

En el último año, cuando los efectos de la crisis se han agudizado, la cantidad de desnutridos en Latinoamérica ha seguido creciendo, sobre todo a causa del aumento del desempleo y la ausencia de programas sociales para enfrentarlo.

"Son países que no tienen protección para el desempleo como otros países (...). No trabajar significa no comer, y afecta mucho sobre todo a los pobres de zonas rurales", indicó el director regional de la FAO.

Uno de los principales problemas en la región es la desnutrición infantil, que padecen 15 millones de niños y niñas, y acarrea el riesgo de "perder otra generación latinoamericana".

"Los niños desnutridos hasta los cinco años no se recuperan más", dijo Graziano, quien añadió que éstos se convierten en la cadena de transmisión de la desigualdad futura", ya que probablemente formarán familias pobres que a su vez tendrán niños desnutridos.

Graziano afirmó que sólo Ecuador, Paraguay y Perú tienen programas públicos para combatir la desnutrición infantil, y aseguró que el factor racial es determinante en el problema.

"Tres de cada cuatro niños de descendencia indígena sufre desnutrición", situación que se concentra en países con una alta tasa de población indígenas, como Guatemala, Bolivia, Honduras o Perú, indicó.

Para la FAO, un aspecto clave para luchar contra el hambre es la promoción de políticas públicas impulsadas por los gobiernos y la cooperación internacional en el caso de los países que cuentan con menos recursos.

Hasta el momento, según Graziano, sólo Argentina, Guatemala, Brasil, Ecuador y Venezuela cuentan en su legislación con leyes para garantizar la seguridad alimentaria.

Para Graziano ese es un tema "muy importante", ya que, en tiempos de crisis, las leyes garantizan que se ejecuten los programas e iniciativas acordadas por los gobiernos.

"Una ley garantiza que los programas no se discontinúen, porque ese es el tema de la inseguridad alimentaria, la volatilidad que tienen las políticas", explicó el responsable de la FAO en la región.

Pese al sombrío panorama en la región y en el mundo, donde 1.020 millones de personas pasarán hambre este 2009, según cifras de la FAO, Graziano se mostró convencido de que se puede erradicar el hambre en un plazo que va hasta el año 2025.

Para ello, será necesario incorporar la lucha contra la desnutrición en las políticas públicas de los países y mantener o aumentar los programas de cooperación entre países y organismos internacionales.