Un cheque para animar a los asalariados a seguir trabajando en vez de retirarse cuando les toca. Esa es una de las propuesta del Ministerio de Inclusión y Seguridad Social para la reforma de las pensiones que negocia con los agentes sociales.
¿Por qué se plantea? Porque aunque la edad legal de jubilación son los 66 años, la media de cuando la gente realmente se jubila son 64 años (y está ahi estancada desde hace tiempo).
En el sistema actual ya hay recompensas por jubilarse más tarde, aunque el 90% de los trabajadores no saben en qué consisten, según una encuesta del propio ministerio. De los más de 303.000 nuevos jubilados en el año 2019, solo 14.600 se habían acogido a los incentivos para ‘demorar del retiro’. No llega al 5% del total.
¿Cómo son los incentivos actuales? La pensión sube entre un 2% y un 4% por cada año que se retrase el retiro. Es decir, una persona con su carrera de cotización completada, que en vez de jubilarse a los 66 años trabaje hasta los 70, vería incrementada su jubilación un 16%.
La novedad que presentó este lunes el ministro José Luis Escrivá radica en la forma de esa recompensa. Suena más tentadora si se ofrece como un pago único el día uno de la jubilación: hasta un máximo de 12.000 euros por cada año adicional de trabajo.
También se plantea la opción de combinar ambas: algo de subida de pensión y dinero contante y sonante el primer año.
Algunos ejemplos:
"La propuesta de jubilación demorada es carísima, casi sobornando a los trabajadores, en cuyo caso el sistema pierde mucho dinero o si es barata, la gente no se va a sumar", asegura José Antonio Herce, economista, experto en pensiones y socio fundador de la consultora LoRIS.
Este economista, que critica también la falta de información que la Seguridad Social ofrece a los trabajadores a la hora de afrontar la jubilación, considera que la medida no logrará su propósito de retrasar la edad de retiro porque las condiciones laborales pesan más que el incentivo económico.
"La mayoría de los españoles tienen trabajos precarios, que les duelen, en los que ganan poco... Y la pensión a la edad legal es casi tan buena como su salario. Si se jubilan dejan de trabajar ocho, diez o más horas al día. ¿Qué hay que darles para que sigan un año más? ¿12.000 euros a los de la base máxima? ¿Un aumento del 4%? Eso es proporcionado para el esfuerzo contributivo que hacen, pero a lo mejor es insuficiente y el incentivo debería ser mucho más potente para que funcione”, señala.
Por eso cree que si la Seguridad Social logra que el comportamiento de retrasar la jubilación sea masivo "será haciendo un pan con cruasanes". Es decir, pagando a cada trabajador que demore su jubilación bastante, pero mucho más, de lo que se ahorra con su pensión, con lo cual la medida no logrará ayudar a equilibrar las cuentas del sistema de pensiones.
"Hay que ser realistas, hay poca gente que quiera estar activa después de su edad de jubilación. Ya está costando muchísimo que la gente siga activa pasados los 63, 64 años... La prueba está en el perfil de las nuevas altas con la edad de jubilación estancada en los 64 años, en que la Seguridad Social ni siquiera anuncia la posibilidad de demorar la jubilación y la peor prueba de todas: que hace pocos años se ha vuelto a reinstaurar la jubilación obligatoria."
Con esta situación, explica Herce, "mejor que incrementar los incentivos es ir incrementando la edad legal con la esperanza de vida y punto. Y que la jubilación anticipada este hiperpenalizada".
El secretario general de UGT, Pepe Álvarez, considera que la nueva modalidad de incentivos presentada por el Gobierno para demorar la jubilación es "una cantidad golosa" que requiere un debate en profundidad.
Los sindicatos han criticado que algunas de las medidas presentadas este lunes no hubieran pasado por la mesa del diálogo social. Pero han sido especialmente duros con la propuesta de endurecer las penalizaciones para las personas que se jubilen anticipadamente.