Valdés hizo estos comentarios ayer, en la clausura del VIII Congreso del Sindicato de Transportes y Puertos, donde recordó que en este nuevo modelo económico que va a llegar a Cuba "se cambian procedimientos, tratamientos laborales y salarios, formas de empleos y relaciones laborales".
Pese a todas estas novedades -aseguró- esto no significa cambios en la política de la Revolución ni en la construcción del socialismo.
Valdés se refería al anuncio hecho el pasado lunes por el sindicato que él dirige del próximo despido, en el plazo de seis meses, de medio millón de trabajadores estatales y la apertura de nuevas oportunidades para abrir pequeños negocios y formar cooperativas.
El dirigente sindical reconoció que existen muchas preocupaciones en la población sobre lo que llamó "proceso de reordenamiento de las plantillas", pero criticó que "los enemigos de la Revolución han manipulado y están tergiversando" la información suministrada oficialmente.
Sin embargo, esa información ha sido muy escasa y en la calle abundan las preguntas y las dudas sobre un proceso de una magnitud nunca antes conocida en Cuba.
En un intento de aclarar algunos términos, Valdés recordó que "no se trata de que el Estado se encargue de ubicar a cada uno" de los despedidos y señaló que "los primeros interesados en encontrar trabajo socialmente útil son los propios ciudadanos".
Por ejemplo, aludió indirectamente al caso de los miles de titulados superiores que tendrán que buscar trabajo en otras labores: "Las ofertas de empleo no necesariamente tendrán que coincidir con la calificación formal del aspirante, sino que debe primar el principio de que los empleos generados sean dignos, socialmente útiles y económicamente sustentables".
Si bien algunos organismos estatales ya han comenzado a convocar a reuniones a sus trabajadores para explicarles la necesidad de aligerar las plantillas, para la mayor parte del país la única información oficial a la que han accedido es el comunicado aparecido en prensa del pasado lunes.