Empleos de baja cualificación y rigidez laboral, obstáculos para lograr la convergencia de España con la UE

EUROPA PRESS 01/12/2017 14:42

Así se desprende de un informe sobre convergencia europea publicado este viernes por el Banco Central Europeo (BCE), donde señala que la baja productividad es atribuida al capital humano poco cualificado, a la baja inversión en Investigación y Desarrollo (I+D), a un entorno empresarial desfavorable y, en general, a unas elevadas cargas administrativas para las empresas.

Estos obstáculos, no obstante, se presentan en la mayoría de las economías del Sur del Viejo Continente, mientras que a España se le unen dos sesgos específicos de su modelo de crecimiento: la actividad intensiva en mano de obra no cualificada (construcción y servicios), que produce una asignación poco eficiente de los factores en la composición de la productividad; y las estrictas regulaciones del mercado laboral, que restringen los contratos flexibles de trabajo dentro de las empresas.

Según su propio análisis, el BCE señala que el deterioro en la asignación de la eficiencia entre las empresas dio lugar al bajo crecimiento de la PTF en España antes de la crisis. "La economía asignó cada vez menos capital y trabajo a las industrias productivas, mientras que la dualidad del mercado laboral también puede explicar este bajo crecimiento de la PTF", subraya el documento.

En este sentido, el instituto emisor apunta que, en un mercado laboral dual, la brecha entre los costes de despido de los trabajadores fijos y temporales afectan a la PTF. Los trabajadores temporales responden a tasas de convergencia más bajas al hacer menos esfuerzos, al tiempo que las empresas ofrecen salarios más bajos, lo que conduce a una disminución de la PTF.

Así, el BCE subraya que durante el periodo de 1999 y 2016, España, un país de bajos ingresos, ha mantenido su distancia de renta respecto a la media de la UE, por lo que, aunque no ha aumentado, tampoco se ha logrado disminuir casi 20 años. Sin embargo, considera que tras la crisis se ha producido una reactivación de la productividad en la economía, pero señala que está relacionada principalmente con un mejor desempeño de las grandes compañías.

NIEGA QUE EL EURO PROVOQUE LAS DIFERENCIAS

En este orden de cosas, el banco central niega que haya sido la introducción del euro lo que haya provocado las divergencias entre Estados miembros. La mayoría de países ha logrado disminuir las brechas de convergencia respecto a la media europea, otros como Chipre, Grecia o Portugal han aumentado sus distancias.

Concretamente, los técnicos del BCE apuntan directamente a deficiencias de naturaleza estructural entre las diferentes economías. España, por ejemplo, solo en la década de 1960 logró que su Producto Interior Bruto (PIB) superara el promedio de la UE15 claramente.

También se observó una modesta convergencia en los años noventa y los primeros años de la Unión Monetaria y Económica (UME), pero se debió a un aumento de las tasas de participación en términos relativos y compensado parcialmente por la baja productividad.

El declive del empleo ejerció como un "lastre" sobre el crecimiento en la década de 1970, y lo ha hecho desde 2008 hasta la actualidad. Sin embargo, sostiene que el crecimiento de la PTF hizo una importe contribución a la convergencia de España en la década de los ochenta, pero posteriormente, entre 1990 y 2000 presionó a la baja hasta el inicio de la crisis.

Así, aunque la PTF fue el factor principal de la convergencia de España en el periodo previo a la adhesión a la UE en 1986 e inmediatamente después, su crecimiento comenzó a estabilizarse en la década de 1990 y se volvió en negativo entre 2000 y 2007.