Los jóvenes que estudian y trabajan superan a los ninis por primera vez en 15 años

  • En el primer trimestre de 2022 había 929.800 'sisis', frente a 906.400 que ni estudiaban ni trabajaban

  • La tasa de paro de los menores de 25 años baja a niveles de finales de 2008, aunque sigue entre las más altas de Europa

  • La mayor digitalización de la economía supone un incentivo para los jóvenes, según los expertos

Llegan buenas noticias para los jóvenes españoles. O al menos buenos datos. En especial para los que quieren entrar o asentarse en el mercado de trabajo. Y sobre todo para los que compaginan estudios con empleo.

En el primer trimestre de 2022 el número de jóvenes de 16 a 29 años que estudiaban y trabajaban (también conocidos como 'sisis') alcanzó los 929.800. Y, por primera vez en 15 años, superaba al de los que no realizaban ninguna de las dos cosas (los famosos ninis), que eran 906.400.

Una inusual diferencia a favor de los que hincan los codos y trabajan al mismo tiempo que no se daba desde el segundo trimestre de 2007. Y que, desde 2005, sólo se ha dado en un trimestre más, además de los dos ya mencionados.

Lo normal es justo lo contrario, que haya más chavales que ni estudian ni trabajan. De hecho, en varios trimestres la diferencia a favor de los ninis ha superado el millón de jóvenes. El máximo se registró a mediados de 2012, cuando había 1.300.000.

Los 929.800 jóvenes con empleo y que también están estudiando no es una cifra récord en la serie de la EPA. Pero si es el dato más alto desde finales de 2008. Por entonces, justo cuando empezaba la crisis financiera, eran más de un millón.

Raúl Mínguez, director del servicio de estudios de la Cámara de Comercio de España, apunta dos razones principales que explican este incremento. Por un lado, el proceso de digitalización de la economía, intensificado durante la crisis sanitaria, que ha generado mayores incentivos para los jóvenes. Ello ha animado su incorporación al mercado laboral “al tener mayores posibilidades de compaginar empleo y estudios”.

El otro factor es la “vía de futuro” que se ha abierto con los nuevos contratos de aprendizaje y de formación profesional dual, que también les permiten hacer ambas cosas a la vez. Hay que tener presente que los jóvenes ocupan empleos a tiempo parcial en una proporción muy superior a la media (27% frente a 14%).

Paro elevado, pero en mínimos

Otro dato que muestra la mejora del mercado laboral de los jóvenes es la evolución de su tasa de paro. En el primer trimestre la de los menores de 25 años (conocida como tasa de paro juvenil) fue del 30,2%, la menor desde finales de 2008 según el INE.

Esta tasa ha registrado una evolución muy positiva en los últimos años. En 2015 superaba el 50%, con una elevada bolsa de parados que se arrastraba desde la crisis financiera.

Desde entonces, la mejora de la economía ha ido reduciendo el número de jóvenes en paro. Hasta 2020, cuando la crisis sanitaria volvió a sacudir su situación laboral, “con un efecto muy intenso y muy rápido” en la tasa de desempleo, y tanto al alza como a la baja, según señala Mínguez.

El director del servicio de estudios de la Cámara de Comercio vuelve a apuntar a la digitalización como factor clave en la evolución del paro juvenil. Aunque añade otro aspecto importante: el descenso de la tasa de abandono escolar temprano.

Al reducirse el fracaso escolar “muchos jóvenes siguen estudiando, y a efectos de la EPA ya no se consideran población activa, sino inactivos”. Y ello incide en su tasa de paro, que es el resultado de dividir el número de parados entre el de activos. A menos activos, menor tasa.

A la cola en Europa

Aunque el mercado laboral está mejorando para los jóvenes españoles, aún queda mucho camino por recorrer en comparación con otros países europeos, donde se sigue estando entre los peores de la clase.

Los datos de Eurostat de febrero de 2022 son concluyentes. Frente a una media del 14% en la Eurozona y en el conjunto de la Unión Europea, la tasa de paro de los jóvenes españoles roza el 30%. Sólo Grecia (31%) tiene un registro peor.

Menor paro de larga duración

Otra circunstancia que define la situación laboral de los jóvenes es su escasa proporción de parados de larga duración. En el primer trimestre apenas el 16% llevaba dos o más años buscando empleo. Un porcentaje muy inferior al 50% de los mayores de 55.

Y aunque parece normal que lleven menos tiempo buscando trabajo al ser más jóvenes, esta situación “les ofrece más oportunidades y probabilidades de incorporarse al mercado laboral”, según apunta Mínguez.

Sobre todo si poseen un buen nivel educativo, ya que el nivel de estudios alcanzado es determinante en el mercado de trabajo. A mayor formación, mejor situación dentro del mercado de trabajo. Sobre todo entre los jóvenes.

El nivel educativo marca la carrera profesional

Según el último informe de la Secretaría de Estado de Empleo, los jóvenes con menor cualificación presentan tasas de paro más altas y son más vulnerables ante situaciones adversas. Tienen más probabilidades de caer en situaciones de desempleo de larga duración y menos de encontrar trabajo.

En el primer trimestre de 2022 los menores de 29 años están infrarrepresentados en el empleo. Suponen el 40% del total de ocupados de su franja de edad, frente al 50% de la población general mayor de 16 años.

Por el contrario, están sobrerrepresentados en el paro. El 12% de las personas de esa edad no tienen empleo, frente al 8% de la población en edad de trabajar.

Por todo ello, es importante que aumente el número de jóvenes que, una vez incorporados al mercado laboral, sigan avanzando con su formación.

Los expertos creen que es pronto para afirmar que las perspectivas laborales de los menores de 30 años son mejores ahora que hace 10 o 15 años. Lo que si apuntan es que no son peores.

Si las tendencias actuales de recuperación económica, mayor digitalización y nuevas oportunidades laborales se mantienen en el tiempo, los jóvenes podrán disfrutar de un horizonte laboral mucho más despejado. Y además de buenos datos serán buenas noticias para ellos. Y para toda la economía española.

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