Un demógrafo neozelandés afirmó taxativamente en los años 50 del siglo pasado, que la esperanza de vida del ser humano no superaría jamás los 65 años. En esa misma década, ese límite fue superado en su propio país. Un caso más de no ser profeta en tu tierra.
Y es que, según el Instituto Max Planck de Investigaciones Demográficas, desde 1840, la esperanza de vida se está alargando ininterrumpidamente dos años y medio cada década. Esta misma institución espera que al menos la mitad de los nacidos después del año 2000 alcance los 100 años, por lo que podrán celebrar su centenario en el siglo XXII, (o plantearse en algún momento si les merece la pena un viaje a Marte).
Hay dos motivos fundamentales que explican el aumento de la longevidad: los avances en los tratamientos sanitarios y la prosperidad. Vivimos más y los que nacen hoy en día, vivirán aún más.
Pero hay otra cara de la moneda demográfica, y es que cada vez nacen menos niños. Y eso se traduce en que el ratio de dependencia, es decir, el número de personas en activo por persona jubilada, cae. A nivel mundial, se calcula que se pasará de ocho personas en edad activa por jubilado, a cuatro por uno en 2045. En las economías desarrolladas se podría llegar a un dos por uno.
No te estamos diciendo que el sistema de pensiones vaya a desaparecer, pero tal y como está diseñado, no parece que sea muy sostenible en el largo plazo. Tarde o temprano, algo tendrá que cambiar.
Este no suele ser un tema muy popular entre los políticos, pero como jubilados futuros (si es que estás en esa situación), lo más prudente es que empecemos a plantearnos cuanto antes complementar esa futura pensión pública. Con la esperanza de vida de hoy, ya hay 20 años de vida por delante tras la jubilación y en el futuro y aunque seguro que algo cambiará en la forma en la que trabajaremos, podría superar los 30 años. Y 30 años son muchos para vivir sin trabajar.
Volviendo a lo que nos ocupa, precisamente hay que hacer caso del dicho “no hay que preocuparse, hay que ocuparse”, es decir, empezar a ahorrar (cuanto antes mejor) y hacerlo de forma regular y ordenada, siempre de acuerdo con el perfil de riesgo más adecuado a nuestra franja de edad.
Todo esto junto, suele llevar el nombre técnico de “planificación financiera de la jubilación” y en Tressis queremos ayudarte a gestionar tu patrimonio para construir hoy todo lo que deseas tener mañana y que nada te impida seguir viviendo con la misma calidad de vida que tienes hoy.
Pero la jubilación no es la única meta que nos podemos marcar para el futuro. Quizás estemos pensando adquirir una vivienda o destinar nuestros esfuerzos financieros a la formación de nuestros hijos en el extranjero. También podemos pensar en asegurar nuestro patrimonio ante alguna contingencia o gasto extraordinario, o incluso pensar en esos años en que la dependencia en nuestra vejez se haga realidad.
Cada persona tiene unos objetivos y debemos pensar en la manera de alcanzarlos. Para ello, la mejor forma posible es a través de un proyecto profesional y personalizado de planificación financiera.
En Tressis queremos ayudarte en este proceso, para que puedas alcanzar los objetivos vitales y financieros que te marques. Pincha en este enlace, y rellena nuestro sencillo formulario, para que uno de nuestros gestores, se ponga en contacto contigo. ¡Te esperamos!