Fuentes financieras explicaron a Europa Press que las necesidades de liquidez y de capital, así como las dificultades en el mercado interbancario han mermado la capacidad de los bancos españoles para realizar inversiones financieras, y en concreto para comprar acciones de las empresas cotizadas.
Esta progresiva reducción en la participación en Bolsa del sector financiero español se traduce a su vez en una mayor dependencia de los inversores extranjeros.
Y es que la crisis ha acentuado esta tendencia: si la participación extranjera apenas se ha elevado un punto porcentual, la de la banca se ha contraído en tres puntos porcentuales, desde el 7,6% que representaba en 2008 al 4,6% de 2010. De esta forma, la inversión de la banca marcó su nivel mínimo desde que BME dispone de datos.
La participación de los inversores extranjeros en Bolsa continúa creciendo ante la oportunidad que supone la caída en las cotizadas y su expansión internacional, de modo que han llegado a concentrar cerca del 40% del valor de todas las cotizadas.
En este proceso, la institución presidida por Antonio Zoido subraya la toma de control de empresas españolas importantes en términos de capitalización por parte de compañías extranjeras.
Con todo, la disminución del peso en la Bolsa de los bancos no se compensa con la ligera recuperación de otros sectores como las familias, que incrementan su participación en casi un punto porcentual, hasta alcanzar el 22%.
REINO UNIDO, EL GRAN INVERSOR.
Estos flujos de la inversión extranjera en acciones cotizadas procede en su mayoría de la UE (90%), con Reino Unido como gran canalizador de la mayoría de las operaciones, con un 54% del volumen total.
Por sectores, la banca permanece como el más atractivo para los inversores de fuera de España, al que siguen transportes y comunicaciones y de energía. Estos tres sectores concentran el 83% el volumen negociado por no residentes durante el ejercicio de 2010.