En una conferencia en Esade sobre el nuevo escenario político después del 20D, ha explicado que las elecciones catalanas del 27 de septiembre y las generales de diciembre han introducido dosis de incertidumbre y preocupación respecto a cuál pueda ser el nuevo escenario político en Catalunya y en el conjunto de España, y que hay una "enorme preocupación" en los mercados por el planteamiento independentista desde las instituciones catalanas.
Ha argumentado que partidos independentistas ha habido siempre, pero que ahora el planteamiento independentista no procede de fuerzas políticas o sociales, sino de las instituciones, y ha instado a que "las instituciones que son de todos no se transformen en un proyecto político de parte", porque afecta a la cohesión social y se empieza a notar en las reuniones familiares y de amigos.
Piqué ha emplazado a ver cómo reconstruir la cohesión interna catalana --y del conjunto de España-- donde pueden convivir las dos sensibilidades, ahora al 50%, frente a "unos costes que para cualquiera deberían ser inasumibles".
Ha constatado que hay un problema porque la mitad de la sociedad catalana cree que la independencia sería mejor que mantenerse en el Estado Español, y que "hay que hacer un esfuerzo pedagógico para que los ciudadanos que se están yendo metafóricamente se convenzan de que es mejor regresar".
Preguntado por el futuro de Barcelona si Catalunya avanza hacia la independencia, ha aseverado: "Soy catalán y yo creo que reducir Barcelona a ser solo la capital de Catalunya la empequeñece, porque el futuro de Barcelona debe ser de vocación de influencia cuanto más amplia mejor".