Educar en finanzas a nuestros hijos, tan importante como hablar de sexo con ellos

  • Introducir conceptos básicos como el valor del dinero o del ahorro antes, incluso, de los cinco años.

  • Un 12% de españoles pide ayuda a la familia y amigos para hacer la declaración y un 26% a un profesional

  • El 37% de los españoles reconoce que no tiene conocimientos para llevar sus finanzas

Hoy es el día de la Educación Financiera. No parece importante, pero lo es. Tanto como hablar de sexo con ellos a una edad temprana. Porque del suspenso en conocimientos se derivan casos como hipotecas abusivas, las preferentes, la indefensión ante los consejos de unos profesionales que en ocasiones tienen como único objetivo vender un producto. Una buena cultura financiera desde niño evitará el temor ante los números, los presupuestos, los planes de ahorro y de pensiones y dará criterios para enfrentarse al día a día para gestionar nuestros ingresos, créditos o para inversiones cuando dispongamos de capital para ello.

Según un estudio llevado a cabo por Nationale-Nederlanden, el 37% de los españoles admite no tener conocimientos generales suficientes para manejarse en los aspectos más básicos de sus finanzas. Aunque controlamos la mayor parte de las decisiones financieras en nuestro día a día, existen operaciones necesarias que requieren un cierto grado de conocimiento para sacar el mayor partido a nuestro dinero. A continuación te presentamos un resumen de los campos que mejor dominamos los españoles, nuestros puntos débiles, y la responsabilidad de las entidades financieras a la hora de asesorar correctamente a la ciudadanía. El estudio señala que el grado de interés real por temas financieros es de un 12% de la población– en su mayoría personas mayores de 40 años. El 56% de los españoles reconoce que pide ayuda para tomar decisiones financieras, de hecho un 12% se apoya en algún familiar o amigo para presentar su declaración de la renta, mientras que otro 26% recurre a un profesional.

Aun así, más de la mitad de los españoles es incapaz de definir conceptos como Fintech y SICAV (75% y 52% respectivamente). Aunque esta falta de conocimiento pueda derivar de la ausencia de necesidad para la economía personal cotidiana, existen campos en los que la mayoría de personas sí que se ven afectadas y donde la formación sigue siendo igualmente escasa. Nos referimos a conceptos que afectan directamente a nuestros ahorros, como los planes de pensiones o los productos de ahorro e inversión. Y eso que el 85% de los encuestados muestra interés por los productos de ahorro e inversión y el 36%, por los planes de pensiones.

No es todo dramático, eso es verdad, porque la crisis familiarizó a los españoles con términos como PIC, prima de riesgo o déficit. Y sí es cierto que más de tres cuartas partes de la población española está familiarizada con conceptos como las tarjetas de crédito, las cuentas de ahorro, las nóminas o el IVA. El día a día obliga a ello. Mas aún ahora que la banca on line, el pago con móvil se ha convertido en el futuro mientras las sucursales bancarias siguen cerrando.

En España hay alrededor de 466.000 jóvenes de 18 años, según el Instituto Nacional de Estadística. Pero ¿cuántos de ellos han llegado a la mayoría de edad sabiendo administrar su dinero? ¿Tienen nuestros hijos la educación financiera suficiente? La realidad es que si los comparamos con los estudiantes de otros países, los españoles no son los primeros de la clase. De acuerdo con el informe PISA de 2015, el nivel de educación financiera de los alumnos españoles de 15 años se encuentra 12 puntos por debajo de la media internacional y muy lejos del de sus colegas chinos, belgas o canadienses.

La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) considera que “las personas deben ser educadas acerca de los asuntos financieros lo antes posible”. Una opinión con la que coincide Unicef, que opina que si queremos una población educada que sea capaz de “tomar decisiones con conocimiento de causa”, debemos “promover la educación financiera y una cultura financiera positiva en los niños y los jóvenes”.

La agencia internacional sostiene que se pueden introducir conceptos básicos como el valor del dinero o del ahorro antes, incluso, de los cinco años. Retrasar la asignatura a los siete años es otra opción. Según el último estudio de la Universidad de Cambridge elaborado en 2013 referente a este tema, cuando los niños cumplen los siete ya comprenden conceptos como dar y recibir y saben diferenciar entre deseo y necesidad. Sin embargo, la realidad es que solo cuatro de cada diez jóvenes de Educación Primaria hablan con sus progenitores sobre la importancia del ahorro, tal y como reveló en 2016 un estudio

de la fundación Junior Achievement.

La idea de que el dinero se obtiene a base de esfuerzo y de que es un recurso limitado, la diferenciación entre necesidades básicas y caprichos y la importancia de ahorrar son conceptos clave que podemos enseñar a los más pequeños de la casa de forma lúdica, afirman los expertos del comparador de productos financieros HelpMyCash.com. Poco a poco, podemos introducirles también la necesidad de comparar precios y de practicar un consumo responsable, así como explicar el papel de los bancos, añaden.

¿Qué herramientas tenemos para enseñar a los hijos?

Si queremos que nuestros hijos aprendan a administrar su dinero, necesitarán dinero. Podemos encomendar a los más pequeños que realicen recados y trabajos domésticos sencillos a cambio de una suma simbólica. También podemos enseñarles a gestionar sus finanzas personales con la ayuda de una paga semanal, con la que podremos enseñarles conceptos como el ahorro a corto plazo y a largo plazo. Incluso, señalan desde HelpMyCash, podemos fomentar el ahorro con bonificaciones: cada vez que nuestro hijo ahorre un euro de su semana, podemos añadir 50 céntimos extra en su hucha como premio. Esta pequeña acción nos servirá también como excusa para hablar sobre el concepto de rentabilidad. Entre los 12 y los 16 años podemos introducir conceptos más complejos como la diferencia entre los productos financieros básicos, la inflación, la importancia de leer un contrato y, sobre todo, de no firmar nada que no hayamos entendido o el efecto de los impuestos sobre nuestras rentas. Asimismo, podría ser el momento de abrirle una cuenta a nuestro hijo.

Por qué debemos enseñar a nuestros hijos a usar cuentas desde pequeños

Si enseñamos a nuestros hijos a usar una cuenta desde pequeños, crearemos un hábito de ahorro que, probablemente, se mantenga en la edad adulta, afirman los expertos de HelpMyCash. No debería ser difícil contratar una. Casi la totalidad de los bancos españoles comercializan cuentas infantiles. Eso sí, si lo que queremos es una cuenta corriente que permita a nuestro hijo vivir una experiencia bancaria cercana a la de un adulto, la oferta es más limitada. El 80% de los bancos españoles ofrecen una tarjeta de débito o prepago para los jóvenes, contratable normalmente a partir de los 14 años, aunque en algunos casos la edad se reduce a los 12 y en otros aumenta a los 16, según un estudio elaborado por HelpMyCash, que ha analizado la oferta de cuentas para niños y adolescentes de 15 bancos que operan en España.

Este tipo de cuentas o tarjetas (algunos bancos ofrecen solo tarjetas prepago a los menores) se abren casi siempre en una oficina y, por lo general, basta con que acuda uno de los padres (a veces también debe ir el niño) con su DNI, el DNI del menor y el libro de familia. Los padres aparecerán como representantes legales y el hijo, como titular de la cuenta. Eso sí, solo el 60% de los bancos permiten a los niños acceder a la banca online, lo que limita el efecto didáctico de estos productos. A través de la app o del ordenador, pueden revisar los movimientos de sus cuentas y tarjetas, lo que les ayuda a saber cuánto dinero han ahorrado, cuánto han gastado y dónde. Una herramienta útil para que aprendan a relacionarse con los bancos. Eso sí, se trata de una opción meramente consultiva, ya que no pueden operar (hacer transferencias, contratar otros productos, etc.).

Si nuestros hijos quieren pagar con el móvil, algo probable teniendo en cuenta que el 84% de los estudiantes de Educación Secundaria tiene su propio teléfono, según Junior Achievement, lo tendrán más difícil, ya que solo cuatro de los 15 bancos analizados permiten al menor asociar su tarjeta a algún wallet.

Si queremos, incluso, podemos ir un paso más allá y hablar sobre inversión, bolsa y acciones cuando nuestros hijos tengan alrededor de 15 o 16 años. El portal estadounidense de educación financiera Banzai señala que “las acciones son fáciles de explicar y puede ser divertido monitorizarlas, especialmente si comienzas con compañías que fabrican productos que tus hijos tienen en alta estima, como sus cereales favoritos, equipos deportivos, refrescos o productos digitales”. Podemos analizar el comportamiento de una cesta de acciones atractiva para nuestros hijos usando un sencillo bloc de notas, una plantilla de Excel o creando un portfolio en una web, sin necesidad de invertir dinero realmente.

La educación financiera de los padres

Pero ¿cómo vamos a mejorar la educación financiera de nuestros hijos si para muchos adultos sigue siendo una asignatura pendiente? Casi la mitad de los españoles considera que sus conocimientos financieros son bajos o muy bajos, según el Plan de Educación Financiera para el período 2018-2021 del Banco de España (BdE) y la CNMV. Dicho estudio recoge también los resultados de otro informe del BdE en el que se valoran los conocimientos financieros de los ciudadanos en base a tres preguntas relativas a la inflación, el interés compuesto y la diversificación del riesgo. Los resultados revelan que un 42% de los encuestados no comprende correctamente las implicaciones de la inflación, un 54% no responde correctamente a la pregunta sobre el interés compuesto y un 51% falla en la pregunta sobre la diversificación del riesgo.

“Los conocimientos financieros de la población adulta en España se sitúan en general en torno a la media de todos los países considerados”, aclara el informe. Sin embargo, “el porcentaje de respuestas correctas en España está claramente por debajo de la media (tanto de todos los países como de los países OCDE y UE) para el concepto de diversificación del riesgo”, añade.

Los bancos y los menores

HelpMyCash.com está elaborando un informe sobre el panorama de las cuentas para niños y adolescentes. La mayoría de los bancos permiten contratar cuentas corrientes infantiles desde el nacimiento del niño. No obstante, hay que señalar que las condiciones y ventajas de las cuentas pueden variar a medida que el titular crece. Por ejemplo, si quiere contratar una tarjeta asociada a la cuenta, solo podrá hacerlo a partir de los 14 años en la mayoría de los casos. Asimismo, algunas de las cuentas para jóvenes comercializadas por los bancos pueden mantenerse abiertas pasados los 18 años. A partir de entonces, la operativa se iguala a la que tiene cualquier adulto.

La edad más frecuente para poder contratar una tarjeta de débito son los 14 años. Algunas entidades rebajan la edad mínima para contratar una tarjeta de prepago a los 12 años (Abanca o BBVA). Es importante señalar que ninguna ley prohíbe a los bancos ofrecer tarjetas para niños con una edad inferior a los 12 años ni a estos a disponer de ellas. Eso sí, la solicitud de una tarjeta para un menor de edad siempre tendrá que ser realizada por los representantes legales, normalmente los padres, que deberán decidir si el menor está preparado para manejar este medio de pago. Casi la totalidad de los bancos (93%) no aplica comisiones de mantenimiento ni cuotas anuales sobre las cuentas y las tarjetas que ofrece a los menores de edad. Únicamente Banco Santander se salta la norma: su Cuenta 1|2|3 Mini tiene un coste de 1 euro al mes. A cambio ofrece una rentabilidad de hasta el 3% TIN (1,81% TAE) si el saldo es de entre 300 y 1.500 euros.

La operativa a la que tienen acceso está limitada en todos los casos al tratarse de clientes menores de edad, aunque no todos los bancos fijan los límites en el mismo punto. Mientras algunas entidades solo permiten a los menores contratar una cuenta de ahorro y consultar su saldo a través de los cajeros, otras permiten pagar con tarjeta, revisar los movimientos de sus productos a través de la banca online o la app del banco e, incluso, abonar compras en comercios con un wallet móvil. La operativa está directamente relacionada con el producto ofertado por los bancos. Aquellos bancos que comercializan cuentas corrientes y tarjetas ofrecen a los menores más herramientas que aquellos bancos que solo comercializan cuentas de ahorro.

Los menores de edad que tienen una cuenta corriente en Bankia pueden a través de la banca online realizar todas estas operaciones:

1- Consultar el saldo o los movimientos de su cuenta en la web o la app.

2- Disponer de efectivo sin tarjeta.

3- Cambiar el pin de la tarjeta y bloquearla.

4- Recargar su móvil.

5- Pagar recibos (solo en el caso de los mayores de 16 años).

Por su parte, los menores que disponen de la tarjeta prepago de Openbank pueden realizar estas operaciones:

1- Acceder a la app Open Young y consultar el saldo y los movimientos de su tarjeta de prepago.

2- Solicitar recargas a sus padres.

3- Realizar retos propuestos por sus progenitores.

4- Planificar gastos gracias a la función de presupuestos.

Solo Bankinter y Liberbank (a partir de los 16) afirman que los menores de edad pueden realizar transferencias, mientras que en la mayoría de las entidades restringen esta operativa. En algunos bancos, son los padres quienes pueden hacerlas. Para abrir un producto bancario a nombre de un menor de edad es preciso que los representantes legales presenten al banco sus documentos de identidad, el documento del menor y el libro de familia. También la mayoría de los bancos pedirán al representante legal una justificación de actividad para justificar sus ingresos.