La previsión del déficit, lo único que salva a España frente a la rebaja de crecimiento de Bruselas

  • Las buenas cifras de empleo y recaudación tributaria mantienen el optimismo del Gobierno respecto a la recuperación

  • Bruselas ha rebajado el crecimiento español de un 6,2% a un 4,6% para 2021 y del 6,3% al 5,5% para 2022

  • La Comisión apunta a la incertidumbre causada por la crisis energética y de suministros y a posibles retrasos en la recuperación del turismo por la pandemia

Casi dos puntos por debajo de las previsiones del Gobierno. La Comisión Europea ha rebajado el crecimiento de España en 2021 con contundencia hasta el 4,6% desde el 6,2% pronosticado en verano. De liderar la recuperación europea hemos pasado a ocupar el puesto 17 de la tabla. Bruselas corrige sus números tras incorporar los datos más recientes sobre la marcha de la economía: una rebaja histórica de lo que se pensó que se había recuperado en el segundo trimestre y un verano por debajo de las expectativas.

La lectura de Europa contrasta con los mensajes optimistas lanzados desde el Ejecutivo español, que sigue sin mover su previsión de crecimiento del 6,5% para este año. Es matemáticamente casi imposible que se logre. La ministra de Asuntos Económicos, Nadia Calviño, explicaba este jueves que es "particularmente difícil" hacer estimaciones en el contexto actual y sigue calificando sus números de "prudentes".

Hace un mes se atrevió a vaticinar que nuestro país recuperaría los niveles de actividad precovid a finales de 2021 (medidos con un indicador del que nadie había oído hablar hasta entonces: el PIB diario). Está claro que las cifras no permiten repetir este augurio.

Pero de las pocas previsiones en las que parece que España sí podrá cumplir sus objetivos marcados para este año figura el déficit. Los números rojos de las cuentas públicas se reducirán hasta el 8,4%, según el Gobierno. La Comisión es incluso más optimista: prevé un 8,1% del PIB.

Una evolución "positiva" de la recaudación y el empleo

Ante las cifras decepcionantes de crecimiento del PIB del último medio año, el Gobierno saca pecho apuntando en la dirección del rigor fiscal. Es ya seguro que 2021 será más flojo en la recuperación de lo esperado, pero aún así el Ejecutivo conseguirá 'hacer los deberes' de reducir los números rojos. Este escenario optimista viene apoyado por dos factores:

  • La recuperación del empleo, con una cifra récord de 20 millones de ocupados a cierre de septiembre, que no se alcanzaba desde 2008.
  • La alta recaudación tributaria, que ha recuperado los niveles previos a la pandemia en este curso. hasta el tercer trimestre las arcas públicas ingresaron 63.400 millones. Si comparamos con 2019 son ya 1.600 millones más.

Esta fuerza en los ingresos se basa en dos impuestos: la recaudación del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF) ha aumentado en 2.120 millones respecto al periodo entre julio y septiembre de 2019. Y la del Impuesto sobre el Valor Añadido (IVA) en 145 millones.

Según el secretario de Estado de Economía, Gonzalo García Andrés, son cifras que reflejan que "la recuperación está llegando a los salarios, a las rentas salariales, y a las perspectivas de ingresos y de ocupación de las familias", así como a las expectativas de gasto de los hogares.

A la evolución positiva en los ingresos, se suma la reducción de los desembolsos extraordinarios causados por la pandemia. La propia reducción del paro, la caída del número de personas en ERTE -suponen el 1% del empleo ahora- o la disminución de las bajas causadas por la covid han frenado estos gastos extraordinarios.

La incertidumbre del futuro

Pero entonces, ¿por qué Bruselas no ha sido más "magnánima" con su último análisis? Se trata de la mayor revisión a la baja de 2021 de la Comisión: en julio las previsiones incluso subieron un par de décimas respecto a las del primer trimestre. Esta vez ha caído del 6,2% -en línea con las previsiones gubernamentales- hasta el 4,6%.

Tampoco ha habido una bajada generalizada para el resto de países. De los grandes, solo Alemania ha visto sus previsiones empeoradas en 0,9 puntos. Italia ha subido del 5% a un 6,2% y Francia ha pasado del 6% al 6,5%. Portugal y Grecia, con los que siempre se compara a España, también han visto mejoras en su tendencia de crecimiento. España ha sido la que se ha llevado el mayor "tijeretazo".

En su informe, Bruselas no incide en los motivos que justifican este cambio tan brusco. Pero la decepción sobre el PIB trimestral se intuye. También deja caer que tanto la crisis energética y de suministros –que ha golpeado fuertemente al sector automovilístico– como la incertidumbre de la evolución de la pandemia en Europa –que puede lastrar el turismo– penden sobre España como una espada de Damocles.

La vista puesta en 2022

El dato más relevante es el de 2022. Sobre el año en curso poco se puede hacer. La Comisión Europea espera que en 2022 la economía española crezca un 5,5%, por encima de lo que hará este año, pero lejos del 6,3% que preveía en julio. De hecho, estima que los niveles de crecimiento de prepandemia no se alcanzarán hasta principio de 2023. España será el último de los cuatro grandes países del euro en recuperar el nivel de actividad de antes de la pandemia.

Aún así, en el horizonte se dibuja "una expansión fuerte", según el comisario de Asuntos Económicos, Paolo Gentiloni. Un punto de vista al que el Ejecutivo español se aferra, con una previsión de crecimiento del 7%, 1,5 puntos porcentuales por encima de lo que se espera en Bruselas.