Conseguir que Chipre evite la bancarrota por medio de un nuevo rescate está en juego esta tarde en Bruselas. A las seis se reúne el Eurogrupo al que asiste el presidente del país, Nicos Anastasiades.
Pero solo los más devotos en Chipre confiaban hoy el destino de su país a la oración, porque el Todopoderoso que decide si le salva de la bancarrota es la trinidad de la Troika, que debe dar su bendición este domingo al plan B diseñado por Nicosia.
Éste contempla, entre otras medidas, requisar el 4% de los depósitos de más de 100.000 euros, excepto los depositados en el Banco de Chipre, donde la quita será del 20%. Esta entidad, la mayor del país, concentra numerosas fortunas de millonarios rusos, que ya amenazan, indignados, con sacar su dinero en cuanto puedan.
Los pequeños ahorradores se libran, porque no se tocan los dépositos de menos de 100.00 euros, a diferencia de lo previsto en el primer plan. Pero el daño de la desconfianza ya está sembrado. El ministro español de Economía, Luis de Guindos, asegura que no se producirá un efecto contagio que afecte a nuestro país.
Aunque el nuevo plan debe aprobarse primero en Bruselas y luego en el parlamento Chipre, el acuerdo no está claro. El gobierno de Nicosia acusa al FMI de introducir exigencias de última hora inaceptables, y el margen de la negociación se agota.