De esta forma, el juez desestima la demanda interpuesta por esta mercantil contra la entidad bancaria, en la que solicitaba la nulidad del contrato con retrocesión de cantidades practicadas --117.076,10 euros-- más intereses legales y costas; y acuerda absolver a Bankia de lo reclamado.
Los hechos se remontan al 10 de enero de 2012, cuando la mercantil presentó una demanda contra Bankia. Seguidamente, en el juicio, alegó que la firma del contrato swap vino impuesto por la entidad como requisito 'sine qua non' de otra operación, una ampliación del préstamo hipotecario. También aseguró que recibió información del contenido del swap en la propia notaría, y que se le dijo que era un seguro sin coste alguno.
Esta tesis fue rebatida por Bankia, quien negó el condicionamiento y aportó documentación acreditativa de la información proporcionada. Asimismo, afirmó que hubo una reunión previa a la firma del contrato, en la que intervino un experto en este tipo de productos.
El juez, a la vista de la prueba documental, entiende que no hubo ningún error en la firma del contrato de permuta, en base a varias consideraciones: entiende que la demandante es una mercantil cuyo objeto social es la compraventa y arrendamiento de bienes inmuebles y maquinaria, y servicios administrativos y contables, entre otros; y que su legal representante ha sido consejero, administrador y/o partícipe en más de diez sociedades mercantiles, pertenecientes todas ellas a un mismo grupo familiar.
Asimismo, considera que para la gestión de sus finanzas, la mercantil cuenta con un economista, que luego constituyó una empresa de asesoría propia, especializada en la dirección administrativa y financiera; y que todas las negociaciones relativas a la modificación del préstamo hipotecario fueron realizadas por este economista. También señala que el legal representante de la mercantil, con carácter previo a la firma de la permuta, leyó el contrato y suscribió el test de conveniencia.