El Mediterráneo está más caliente de lo normal: analizamos cómo eso va a hacer que te llueva más en otoño

eltiempohoy.es 08/09/2018 10:09

Las boyas de medición de temperatura constataron a finales de julio y principios de agosto las altísimas temperaturas. En concreto, aquella que está situada frente a las costas de Barcelona marcó cerca de 30 grados. Lo mismo en la vecina Tarragona.

Y no han sido las únicas porque el catedrático de la Universidad de Alicante Jorge Alcina ha destacado también en declaraciones a varios medios esta misma semana que las aguas mediterráneas en torno a Baleares han incrementado su temperatura media casi un grados desde 1980. Según Alcina, presidente también de la Asociación de Geógrafos Españoles (AGE), "es una evidencia clara del calentamiento global". Incluso el Cantábrico ha rozado temperaturas de hasta 25 grados un hecho inaudito en el norte peninsular donde el baño se reserva para los más valientes hasta en los meses de verano.

Por qué es tan peligroso el Mediterráneo

Todos los años por estas fechas saltan las alarmas porque el Mediterráneo es una bomba de relojería por sus características tan particulares como es la de ser un mar cerrado donde el aporte de humedad, las altas temperaturas acumuladas en su superficie tras el final de estío y descuelgues de bolsas de aire frío pueden dar lugar a fenómenos meteorológicos violentos y extremos.

Cuando decimos esto, nos referimos a la popularmente conocida como ‘gota fría’ o DANA. Difícil de predecir con mucha antelación y de pronosticar el lugar exacto donde puede descargar, es un temor que acecha en estas fechas a las poblaciones mediterráneas, sobre todo, al Levante.

Nuestra meteoróloga, Rosalía Fernández, señala a las temperaturas como "el motor de combustión" para que estos episodios puedan darse con cierta virulencia. No obstante, también puntualiza que "se trata de algo típico" de esta zona del país cuando los valores tan altos a finales de verano coinciden con "la formación de bajas presiones relativas" próximas o sobre estas áreas.

La clave en que esta amenaza sea constante y que, precisamente, en años de récord como este salten las alarmas se encuentra en la principal características del Mediterráneo: Fernández nos recuerda que se trata de un mar casi cerrado que "no está sometido a corrientes más frías de latitudes más altas”. Por eso, es fácil que las temperaturas se disparen. Y, si ya este año esto ha ocurrido en mares como el Cantábrico donde sus aguas si están expuestas a corrientes frías, qué no sucedería en el Mediterráneo.

Cambio climático como factor determinante

Otra cuestión es que el cambio climático sea un factor decisivo en esta escalada de temperaturas de la superficie marina a pesar de que desde la AGE lo ven claro y aseguran que así es.

Para nuestra meteoróloga aún queda por investigar “para hacerle causante” ya que todavía necesitamos un periodo más largo de observación que lo constante.

Según Fernández, “estamos en el período más cálido del año y las previsiones climáticas auguran que los extremos serán más marcados”, esto quiere decir que tendremos calor más intenso y su consecuencia directa es un mar con temperaturas más altas y extremas y, por tanto, un ingrediente bomba asegurado para que “los fenómenos meteorológicos extremos adversos sean más intenso”.

De hecho, las previsiones estacionales para el arco mediterráneo dieron en el clavo. En general, en España el verano ha sido benevolente salvo en las costas mediterráneas donde julio fue muy cálido y agosto aflojó algo. Las noches no han dado tregua y se han superado el número de madrugadas tropicales de otros años. Este facto debemos tenerlo en cuenta porque durante la noche el Mediterráneo ha seguido acumulando calor sin descanso.

Desde la AGE, Alcina también lo subrayaba como un hecho a tener en cuenta. En sus declaraciones a EFE llamaba la atención sobre el hecho de que en medio siglo hemos pasado “de 20 a 60 o 70 noches tropicales en todo esta área”.

Consecuencias catastróficas

Un Mediterráneo excesivamente cálido supone que si empiezan a formarse bajas relativas antes de que su temperatura se suavice bien entrado el otoño, pueden producirse episodios de lluvias torrenciales.

Podemos indicar un área que puede verse afectada pero no la localidad con exactitud. Estos episodios pueden repetirse durante el tiempo que dure la inestabilidad. Generalmente, nos supera las 48 o 72 horas. Pero, estas pueden ser críticas por la enorme cantidad de lluvia que puede caer en un cortísimo espacio de tiempo sobre un área muy concreta.

Una de las más destructivas de los últimos años fue la de Calpe (Alicante) coincidiendo con la festividad del 12 de octubre. Cayeron entre 300 y 400 litros de agua por metro cuadrado, esto es todo lo que llueve en un año. Esa precipitación se acumuló en tan solo 24 horas, del 11 al 12 de octubre.

Y no ha sido de las más dramáticas porque en la de 1987 se acumularon hasta 800 litros de agua por metro cuadrado en La Safor, la comarca al norte de la Marina Alta. Ocurrió entre el 2 y el 4 de noviembre. Lo mismo que sucedió del 19 al 21 de octubre de 1981.

Un mar tan caliente puede traernos no una sino varias gotas frías porque la temperatura tardará en descender y el Mediterráneo seguirá durante varios meses como una bomba de relojería en cuanto las masas de aire frío acechen las costas españolas.