Tirar, arreglar y guardar: cinco consejos infalibles para el cambio de armario de primavera

eltiempohoy.es 09/05/2018 17:40

Busca el momento perfecto y échale ganas

Lo primero es encontrar ese momento en el que sepas que vas a tener unas cuantas horas para ti, sin trabajo u otras ocupaciones. Ponte cómodo/a; ten a mano los trapos con los que habitualmente haces la limpieza, así como una escalera o un taburete para alcanzar la zona alta del guardarropa o del vestidor; pon esa música que hace que te evadas; y échale mucho temple y buen humor. Cuando acabes con la tarea, habrá merecido la pena.

Clasifica y descarta con cabeza

La mejor opción es sacarlo todo, incluido complementos y calzado. Colócalo allí donde puedas ver con bastante perspectiva qué piezas del vestuario llevas meses o años sin ponerte y sabes que, salvo que te dé un vuelco a la cabeza, no volverás a vestir en la vida. Es el momento de comprobar qué hatos están realmente estropeados por el uso y los lavados, algunos de ellos, como las camisetas de algodón, podrás aprovecharlos como trapos para limpiar, un reciclaje ideal para tu economía. Un consejo, si hay alguna prenda a la que tienes un cariño especial, resérvala para guardarla como recuerdo, pero asegúrate que no parece un pingajo.

Almacena en bolsas y cajas

La vestimenta que decidas guardar para la próxima temporada es recomendable almacenarla en bolsas, que puedes adquirir en tiendas económicas. Si no puedes reservarlas al vacío, te aconsejamos que entre las prendas coloques unas hojas de laurel, mucho más natural que la famosa naftalina que usaban nuestras abuelas. Las sábanas, las mantas y las toallas de invierno ocupan más espacio, por lo que en estos casos es óptimo almacenarlas en cajas de cartón o de plástico. Estas últimas con ruedas son las más cómodas porque podrás encontrar algún hueco en la casa para esconderlas.

Limpieza y perfuma el guardarropa

Antes de empezar a sacar las prendas de primavera y verano, toca limpiar. Lo ideal es hacerlo con un trapo húmedo, sin utilizar productos químicos. No olvides que el polvo se cuela por todas partes, así que no te limites a dejar como los chorros de oro las baldas, dale con esmero a las paredes y a las puertas. Una vez que hayas terminado con el aseo del ropero puedes colocar un ambientador natural, como bolsitas o piezas de cerámica perfumadas con tu esencia favorita, mejor sin son fragancias naturales. Antes de continuar es el momento de poner la lavadora con aquello que has decidido conservar. El buen tiempo hará que se seque en un periquete.

Colgar, doblar y colocar

Los básicos deben estar sí o sí porque son prendas que, al final, te pones siempre, sea invierno o verano. Blazers, camisas, pantalones y faldas de entretiempo que te resuelven la vida. Colgar es más práctico que doblar y colocar, además de que este método hace que la ropa esté menos arrugada. Es aconsejable que las prendas íntimas ocupen los cajones, así como los calcetines, las sábanas y el resto de menaje textil. Las camisetas, más habituales de esta época del año, mejor dobladas y colocadas por colores o tonos en las estanterías; y los pantalones, faldas, camisas y chaquetas, en el perchero. En este caso, no recargues las perchas con muchas prendas porque no las tendrás a la vista y muchas de ellas ni siquiera te las pondrás. Es mejor tener más colgadores, que puedes adquirir sin gastarte un dineral, y además, evitarás las odiosas arrugas.

¿Qué hacemos con los zapatos?

Nos cuesta un horror desprendernos de nuestros zapatos y chanclas favoritas, pero seamos realmente prácticos. Aquellos pares viejos que estén más desgastados y no tengan arreglo deben pasar a mejor vida. Hay multitud de zapateros, repisas, cajas y organizadores de tela y plástico en el mercado que nos pueden venir de perlas. Amontonar el calzado sin orden ni cuidado solo contribuirá a estropearlo más.