Charles Limoli ha experimentado con ratones y nos ha dado otro dato más que nos echa para atrás en eso de convertirnos en una 'civilización multiplanetaria'. Las partículas cósmicas que fluyen en el ambiente marciano son de alto voltaje y, exponernos a ellas, podría dejarnos secuelas tales como demencia, entre otras consecuencias cognitivas.
Demencia, que puede ser crónica
Disminución del rendimiento, déficit de memoria, ansiedad, depresión y problemas para la toma de decisiones. El estudio de la Universidad de California Irvine, publicado en la revista Scientific Reports, explica que el cuerpo humano podría reaccionar negativamente ante partículas de tan alta energía. Su efecto sería como si nos hiciesen a la vez 33.000 radiografías. Algunos astronautas que ya planean viajar a Marte y permanecer allí entre dos y tres años, podrían sentir los efectos del cosmos en la cognición. Incluso, podríamos estar hablando de daños cerebrales como la demencia, que podría alargarse en el tiempo y agravarse de manera irreversible.
Cáncer multiplicado
Para vivir allí necesitaríamos que Marte tuviese un 'escudo' protector del Sol, como la magnetosfera terrestre en la Tierra. Mientras no se cree artificialmente, la radiación ultravioleta del Sol sería imparable e iría directa a nuestra piel y a nuestros ojos, generando cáncer de piel y problemas de visión.
Esta no es la única radiación que nos atacaría en Marte. Los rayos gamma que proceden de los agujeros negros en las explosiones interestelares podrían alterar nuestro ADN, ocasionando cánceres de muchos tipos.
No te vas poder mantener en pie: debilidad muscular y ósea
Las horas de gimnasio no te van a servir de nada. Si van a Marte, los músculos van a perder densidad y el tejido óseo va a quedar totalmente desfortalecido. ¿Por qué? Por la fuerza de la gravedad. A Newton le habría costado encontrar la gravedad de Marte, y es que esta es apenas inexistente (3,711 m/s2). Poco nos ayuda a agarrarnos al terreno y mantenernos 'con los pies en Marte' va a antojarse más costoso que en la Tierra. Los músculos y los huesos se van a resentir y, además, el sistema inmune no va a regir normal.
Pero lo peor llegará cuando intentes volver a la Tierra: el cambio brusco a una gravedad superior hace que los efectos se multipliquen. Si decides comprar billete de vuelta, es mejor que hagas algo de deporte durante el viaje en cohete espacial, porque te ayudará a coger algo de tono muscular, aunque no solucionará del todo el problema.
En la Tierra cogemos catarros y en Marte, hipotermia
Las temperaturas del Planeta Rojo rondan los -129ºC y los 0ºC. Para que os hagáis una idea, los días de calor van a parecerse a los del invierno más frío de Rusia. Los valores son incompatibles con la supervivencia humana. Aunque ya se han inventado atuendos que contrarresten las temperaturas y las naves se cierren a cal y canto, los problemas de salud van a ser inevitables: tendremos mal la circulación sanguínea y contraeremos en más de una ocasión hipotermia.
El polvo marciano nos va a dificultar la respiración
Hace algunos días, la NASA anunciaba la próxima tormenta global de polvo en Marte, prevista para dentro de una semana. Estas nubes de regolito marciano son muy habituales en el Planeta Rojo y son un problema para los equipos tecnológicos de los astrónomos. Además, nuestra salud también se resentiría con ellas.
Las partículas de polvo que fluyen por el aire en Marte son más grandes y ásperas que las que hay en la Tierra. Inhalarlas nos provocaría problemas respiratorios y daños en el pulmón.
Mucho tiempo en poco espacio: Marte genera problemas psicológicos
Soledad, estrés y malestar. El período tan largo de tiempo que permaneceríamos encerrados en una nave tan pequeña podría jugarnos una mala pasada. Los problemas de convivencia y echar de menos a los seres queridos que están en la Tierra son los principales motivos que ya están llevando a muchos astronautas a caer en estos trastornos mentales.