Los estudiantes de medicina en Taiwán participan en una curiosa clase para que aprendan a apreciar la vida, según publica una web de noticias británica.
Los futuros médicos, que mucho tendrán que ver con la muerte durante su carrera profesional, se someten a todo un ritual con mucho de macabro.
Los estudiantes tienen que escribir un testamento, vestidos con una mortaja fúnebre se meterán dentro de un ataúd que se entierra bajo tablas. Así permanecen 10 antes de que sean liberados.
El profesor Qiu Daneng, que ideó este método aseguró que "a pesar de que son sólo 10 minutos, el efecto es igual a la muerte real."
Uno de los estudiantes 'enterrados' Xiao Lin explicó su experiencia: "Sentí que volví a nacer cuando salí y ahora sé que cada segundo cuenta en la vida".